De en seres/Mar
Por Rosa Espinoza/Infosavia
El mar es la locura. Iracundo atesta verdades cada que azota las piedras. Mar y demencia son lo mismo.
Un hombre habla solo en la calle, sonríe, mira sin mirar y grita verdades de la vida, falsedades de la muerte. Carga océanos en su cabeza. En la mente de un loco hay una fuerza intempestiva, un rugir de olas, el ir y venir, movimiento.
El mar es un ave que se aferra a la tierra, es adicta al mineral de su sal. Reniega de su miedo a volar. Arremete contra la piedra, lucha por volverla arena y la soba hasta hacerla marejada. En la roca marina se enclaustra una calma sospechosa, algo vive dentro, algo mudo, algo cercano a la finitud. Grande, inconmensurable.
El mar y la locura no tienen lindero, se muestran infinitos, los ojos no alcanzan a mirar su arranque. Frente al mar cierro los ojos. Hay agua en mi sueño, música de gaviotas. Puedo quedarme ahí hasta la demencia.