Por Iván Martínez Zazueta*
En Infosavia, damos la bienvenida al Maestro Iván Martínez Zazueta, activista e investigador en temas relativos al agua y energía, por sumarse a Infosavia.
El pasado 9 de noviembre se conmemoró el Día de Acción por un Mundo sin Muros, retomando la fecha que dio inicio en 1989 a la caída del Muro de Berlín. Con este motivo, el colectivo Grafito Activo de Mexicali convocó a la Primera Jornada Latinoamericana por la Liberación de las Fronteras, que incluyó un foro popular en contra de los muros del mundo, realizado en el Centro de Artes y Oficios La Joyita.
El foro comenzó con la inauguración de la exposición “Mexicanos, palestinos y saharauis: el mismo lado de diferentes fronteras”, obra del grupo Heteronomías de la Justicia del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. Esta muestra se compone de una serie de pósters sobre las características y afectaciones de los muros construidos por Estados Unidos, Israel y Marruecos y cuyas (f)utilidades son: contener la migración, ocupar y anexar territorios, crear apartheids y mantener el dominio y la desigualdad neocoloniales.
La exposición denuncia cómo, desde la caída del Muro de Berlín, en lugar de disminuir, los muros del mundo se han multiplicado y cómo este hecho contradice la promesa de que la globalización iba a eliminar las fronteras y aumentar la libertad.
Ocurrió lo contrario. Cada vez existe más desigualdad en el mundo y los muros se han convertido en prisiones o barreras para contener la miseria que se incrementa en los territorios subyugados.
Prueba de ello es el actual muro entre Estados Unidos y México, el cual se comenzó a construir en 1994, a la par de la puesta en marcha del TLCAN. Fue un mecanismo de precaución para detener los flujos migratorios y desplazamientos forzados de la población empobrecida que provocaría dicho tratado. Por ello decimos que este muro es un muro neoliberal, que sirve para consolidar el libre comercio y sus efectos destructivos en ambos lados de la frontera.
Después de inaugurar y recorrer la exposición, se dio inicio a un círculo de la palabra en el que se compartieron experiencias de vivir y padecer la frontera. Se habló cómo en los años sesentas, no existía muro entre Mexicali y Calexico donde las y los niños podían jugar en ambos lados de la línea fronteriza; también de cómo, poco a poco, Estados Unidos fue endureciendo su política migratoria,abriendo y cerrando la frontera a conveniencia cada vez que necesitaba o le sobraba mano de obra mexicana, a la par que evolucionaba el muro:pasando de una cuerda a un cerco, luego planchas de metal y al final, barras de acero.
También se recordó la tortuosa experiencia contemporánea de tener que cruzar diariamente esta frontera para trabajar o estudiar en un contexto ajeno y hostil; así como de las similitudes que existen con otras fronteras: como la que divide a los pueblos hermanos de Colombia y Venezuela, y que también se ha cerrado como consecuencia central de la política exterior estadounidense que busca someterlos y estrangularlos.
Adicionalmente, se reflexionó sobre si es posible que, de la misma forma en que hace 34 años cayó el Muro de Berlín, pudiera también caer el muro entre Estados Unidos y México. La respuesta fue en general afirmativa. Aunque el muro aparezca como algo “natural” e inevitable, es algo histórico, con apenas unas décadas de existencia, y como todo lo histórico, es cambiante.
Pero para cambiarlo se tienen que cambiar las condiciones que lo hacen necesario, esto es, las provocadas por el imperialismo estadounidense en decadencia, y para ello unirse todos los pueblos al sur de la frontera los cuales son todos víctimas de la política de edificar muros.
El lugar donde se realizó el foro fue muy simbólico, pues La Joyita no sólo se encuentra ubicada a escasos metros del muro fronterizo, sino que la fachada del centro y otras estructuras del mismo, están construidas con las planchas de metal del muro que se encontraba en esa zona, antes de que el gobierno de Donald Trump las sustituyera por barras de acero de nueve metros de alto.
En estas planchas metálicas se habían plasmado diversos murales alusivos a la realidad fronteriza local, muchos de ellos creados por artistas y talleristas de La Joyita. Por ello, cuando las estaban retirando, el director de La Joyita, Tomás Gin, realizó una protesta subiéndose a una de ellas para evitar su desecho, a lo que la patrulla fronteriza respondió lanzando gases lacrimógenos. Finalmente pudo gestionar que algunas se donaran al proyecto debido a su valor artístico y cultural.
Vale la pena referir que el pasado 29 de octubre se inauguró el mural “América para los Americanos”, creado por el artista Eustolio Pardo y sus alumnos del taller de muralismo de La Joyita.
Éste mural, de 180 metros de largo, retoma la frase que hace exactamente 200 años inauguró a la llamada Doctrina Monroe, pero revirtiendo su sentido, —-pues mientras Estados Unidos la usó para plantear que todo América sería para ellos, los “americanos”, colonos anglosajones provenientes de Europa–, el mural plasma quiénes son los verdaderos americanos: pueblos indígenas, migrantes, campesinos, caminantes del color de la tierra. El mural sigue el espíritu de aquella potente frase de la canción de Los Tigres del Norte que versa “Y aunque le duela al vecino, somos más americanos que todititos los gringos”.
La jornada incluyó una minga comunitaria organizada en conjunto con las Comunidades Eclesiales de Base de Mexicali, en la que se reflexionó sobre cómo podría ser una teología para derribar el muro, cómo desde la fe luchar contra las fronteras; así como una visita a la frontera en la zona de Playas de Tijuana, a la esquina de Latinoamérica, donde inicia -o concluye- el muro México-Estados Unidos y donde actualmente se encuentra un trozo del Muro de Berlín, símbolo de lo efímero de los muros.
Toda la jornada tuvo especial énfasis en denunciar el genocidio que está cometiendo el Estado de Israel en la Franja de Gaza, a detener la ocupación ilegal del territorio palestino y a eliminar el muro que aprisiona al pueblo palestino y les impide retornar a su hogar.
Para terminar, es interesante el hecho de que en una de las últimas láminas de la exposición referida,se muestra una imagen de cómo el 29 de enero de 2020, las ráfagas de viento derribaron partes del muro que el gobierno de Trump construía justamente en la frontera de Mexicali. Esa fecha coincide con la “Toma de Mexicali” realizada 109 años antes por parte de tropas del Partido Liberal Mexicano, que cruzaron la frontera provenientes de territorio estadounidense para proclamar, –como escribió Ricardo Flores Magón–, que desde este lugar se lanzaría la revolución social a todo México y a todo el mundo.
Así, desde el extremo norte de México, el viento sopló con fuerza de nueva cuenta para hacer otro llamamiento, esta vez en contra de los muros del mundo, que es, en sí mismo, un llamado a la revolución. Un llamado a derribar las barreras de la desigualdad y la barbarie y a acabar con lo que el poeta palestino Mahmud Darwish describe como “una enorme serpiente metálica que nos estrangula” a mexicanos, palestinos, saharauis y a tantos otros pueblos del mundo por igual.
¡Qué caigan los muros del mundo!
* Estudiante del Doctorado en Geografía de la UNAM. Sus investigaciones se enfocan en temas como agua, energía, territorio, conflictos socioambientales y movimientos sociales en Baja California y la frontera norte de México. Como activista ha participado en el movimiento en defensa del agua en Mexicali y en otras organizaciones locales y nacionales. Es autor del blog Geografía Septentrional y colaborador de medios de comunicación locales.
Foto: Cartel sobre el poema “El Muro” de Mahmud Darwish, poeta nacional palestino. Parte de la exposición “Mexicanos, palestinos y saharauis: el mismo lado de diferentes fronteras”.