Por Rosa Espinoza En la ciudad de donde vengo llueve poco. Una o dos veces al año caen lluvias torrenciales que producen algunas desgracias: árboles derribados, postes en el suelo, calles inundadas, esculturas de lodo, tragedias remediables pero ostentosas para una localidad que recibe, por lo común, secas ventoleras o calorones surrealistas, y en donde...