Por Ahora/La burbuja
Por Gabriela Morgado/Infosavia
Intelectuales, analistas políticos, la clase media alta (que teniendo negocios en los estados colindantes a la frontera con Estados Unidos opta por vivir en suelo americano), la clase media-media y la baja (que con sus medianas y pequeñas empresas vive bien, paga impuestos y busca la manera de lidiar con autoridades que cada día exigen más y hacen poco por las ciudades),viven en una burbuja de pensamiento.
Este grupo de “insensibles” viven creyendo que el “pueblo” está harto de secuestros, extorsiones, pagos de piso, robos a comercios, asaltos en la vía pública, desapariciones forzadas, desabasto de medicamentos en instituciones públicas, largas horas de espera para atención médica, falta de presupuesto en las escuelas, educación de mala calidad, baches en bulevares y avenidas, falta de servicios públicos eficientes, desabasto de agua, robos y desfalcos en secretarías, direcciones y paraestatales públicas.
Estos individuos creen que lo que ellos piensan y lo que ellos padecen es lo mismo que lo que sufren las clases menos favorecidas por las circunstancias, el destino o la falta de oportunidades; esta gente se equivoca rotundamente y los resultados de la elección así lo prueban: si hay dos tipos de mexicanos, no sé si fifís y chairos como tan de moda se puso esa denominación durante el sexenio de Andrés Manual López Obrador, pero sí que hay dos visiones distintas de lo que es México.
Las visiones parecieran solo manejarse en blanco y negro si no fuera porque entre uno y otro color existen cientos de matices grises que nos acercan a la forma de pensar de Morena y sus aliados o nos acercan a la manera de ver las cosas de aquellos más afines a panistas, priistas y simpatizantes de movimiento ciudadano.
Cualquier comentario para abonar a una causa u otra que exprese en esta columna será solo anecdótico y carente de validez estadística, lo único cierto es que la candidata de Morena ganó por una abrumadora mayoría que refrendó en las urnas la idea de país que quieren esos mexicanos para su presente y su futuro.
Hay quien siendo fatalista ha llegado a afirmar que la democracia es solo la voluntad de muchos, más no la voluntad de la razón. Eso se sabrá con el tiempo solamente.
La oportunidad la tuvieron ambas visiones saliendo a votar este 2 de junio, el piso fue parejo porque cada mexicano tuvo en sus manos el poder de decidir por la continuidad o el cambio.
Desde mi humilde punto de vista ganó la inmediatez, ya que gracias a la baja calidad de educación que se recibe en las escuelas públicas, el pensamiento crítico y de largo plazo brilla por su ausencia: no se pueden tomar buenas decisiones si se carecen de los recursos (como la lectura de libros, documentos científicos y análisis de los hechos) de información mínimos para hacerlo.
El mundo seguirá girando y a quien no le guste el rumbo que toma México y tiene recursos para partir, que lo haga; quien considere que el País va a mejorar, que se quede. Que aporte su granito de arena para que eso suceda más pronto que tarde. Quien no le gusta la dinámica de nuestro México actual y no tiene recursos para mudarse de País, que no deje de quejarse, de expresarse, de luchar y sobre todo, de involucrarse en mejorar la educación de todos.