Iliana Hernández/Infosavia
Con los árboles y con las aguas
comunico mis pensamientos y hermosura.
Fuego soy apartado y espada puesta lejos.
Miguel de Cervantes. Don Quijote de la Mancha
De reojo los observo desde la camioneta. Llevo cinco días sin bañarme. Ellos saben que estoy estacionado en su lujoso fraccionamiento, pero eligen borrarme de su cuidado paisaje, pasan a un lado de mí empujando carriolas en las que llevan a tomar sol a sus rubios bebés.
Fuego soy apartado. No tengo ni una moneda en el bolsillo, vivo desde hace dieciocho años en mi carro y he visto pasar la vida de otros rodando frente a mí. Lluvia, frío, calor intenso, desmayo de hambre he transcurrido frente al volante.
La espada puesta lejos. El ansia que en algún momento me arrojó calle abajo a reventar mi juventud, ha desaparecido.
Es de noche, al asiento trasero se le saltó un resorte de metal que me punza la costilla derecha, cierro los ojos y aguanto. Fuego soy apartado de mí mismo y de mi cuerpo expuesto a los transeúntes.
A lo lejos, el rumor de una ambulancia.