Hablemos de plagios en secundarias y preparatorias

En las últimas semanas el tema del plagio académico ha subido de nuevo a la palestra de la opinión pública, a raíz de las denuncias en contra de la candidata presidencial opositora, Xóchitl Gálvez (Raziel, 2023) y, posteriormente, de la abanderada oficialista, Claudia Sheinbaum (Sheridan, 2023). Y los ojos de todos se pusieron sobre todo en ambas políticas, pero también en la casa de estudios que les otorgó sus respectivos títulos: la UNAM.

El meollo del asunto, en mi opinión, no es lanzar dardos acusatorios contra plagiarios o presuntos plagiarios, sino analizar cuáles son las causas de esta problemática que a nivel internacional presenta niveles preocupantes entre universitarios, profesionistas, académicos e investigadores. Como sociedad, debemos centrarnos en identificar por qué un estudiante comete un plagio y cuáles son las condiciones que lo favorecen.

La elaboración de trabajos académicos con deficiencias metodológicas, muchas de ellas de carácter consciente y premeditado, no aparece de la nada en las aulas de educación superior. Esta conducta deshonesta tiene sus raíces en la escolaridad básica y media, como lo hemos constatado muchos profesores y lo han demostrado investigaciones realizadas en diversas partes del mundo. Sin embargo, en esos niveles educativos poco se habla del asunto y, cuando se le menciona, se le cubre con un manto de indulgencia.

No es un tema menor, en realidad. Los niveles de comisión de plagio durante los estudios preuniversitarios son muy elevados a nivel internacional: alcanzan hasta al 90% de los estudiantes con por lo menos una experiencia en este tipo de deshonestidad (Diaz y otros, 2019). Los académicos Ligia Ochoa y Alberto Cueva, quienes realizaron una investigación entre docentes y alumnos de la Universidad Nacional de Colombia, reportaron: “La mayoría de encuestados considera que un factor que favorece el plagio es el hecho de que, en los niveles educativos anteriores a la universidad, es una práctica común (no sancionable) el hecho de copiar y pegar: profesores de la educación básica y media piden a los estudiantes buscar una información y entregarla sin siquiera señalar la fuente. Esto se convierte en un hábito para el estudiante, quien reproduce esta práctica en la universidad” (Ochoa y Cueva 2014, p. 102).

En nuestro país, una investigación realizada por la UNAM de 2013 a 2015 “sobre las experiencias académicas entre docentes y alumnos como recurso de apoyo para el aprendizaje escolar en el bachillerato” (Inclán, 2016, p. 6), llevó a identificar que “cortar y pegar” era una “acción recurrente en los alumnos e identificada por los docentes de algunas asignaturas”. La maestra en Pedagogía Catalina Inclán, quien participó en dicho proyecto, se refiere así a esta conducta en los años previos a la universidad –en un artículo publicado en la revista Perfiles Educativos–: “Los estudiantes que han tenido experiencias en la secundaria (o ‘primaria alta’, como le llaman en otros contextos) en las que se ha permitido la práctica del uso textual de información sin referente, esgrimen ese argumento como una posibilidad para su vida en el bachillerato” (Inclán, 2016, p. 9).

La facilidad con la que el escolar puede encontrar información en Internet, copiarla y pegarla sin ningún recato se aúna a la impasibilidad generalizada ante esta situación por parte del profesorado de secundaria y preparatoria, quizá inconscientes de que el aprendiz no es el único culpable del plagio, sino también lo son sus mentores y el entorno en general.

Ochoa y Cueva (2014) exponen que, al respecto, “hay una corresponsabilidad entre el profesor y el estudiante. Visto el problema desde el concepto de campo intelectual, si bien el responsable directo del plagio es el estudiante, es innegable que las causas que generan esta actitud radican en el sistema educativo, en el programa curricular y, de manera directa, en el profesor de la asignatura” (p. 111). Por su parte, Inclán (2016) sostiene: “esta práctica no se constituye únicamente por una voluntad individual. Para el caso del trabajo escolar y en el bachillerato, la acción se vincula con otros factores; juntos constituyen un fenómeno que demanda una vuelta de tuerca sobre las prácticas pedagógicas que se recrean en los espacios áulicos entre las nuevas generaciones y las formas tradicionales del aprendizaje escolar” (p. 10).

Y la carga docente en esta conducta ha sido puesta en evidencia por diversos investigadores que han procurado identificar las causales del plagio académico. Por ejemplo, Diaz y otros (2019) registran que las situaciones que conducen a este comportamiento se encuentran en “la actividad del docente, (…) las características cognitivas y motivacionales de los estudiantes, y, por último, (en el) proceso de enseñanza aprendizaje” (p. 27).

Los maestros no podemos, pues, limitarnos a sancionar sin autocrítica. Resulta claro que el alumno comete plagio académico, entre otras razones, porque no se le guió ni acompañó adecuadamente durante el proceso de elaboración de sus trabajos escolares.

Tras una investigación realizada entre estudiantes de Bachillerato Internacional en una institución ecuatoriana, de junio de 2014 a junio de 2015, con el apoyo de la herramienta digital Turnitin (Díaz, 2016) –y en la que se encontró que “el 100% de los estudiantes presentó signos de plagio en al menos uno de sus ensayos” (p. 14)–, se concluyó que, dados los hallazgos, los alumnos evaluados “poseen muy pocas destrezas en redacción académica” (p. 19).

La formación en las aulas en lo que respecta al manejo de la información (desde su búsqueda hasta su utilización y comunicación) es fundamental, pero no se está realizando de manera suficiente ni adecuada. Por ello, tal como describen Pinto y Guerrero (2014), los aprendices se caracterizan por el siguiente perfil: “Son navegantes en océanos de información que presentan una relajación hacia la cultura escrita, a favor de imágenes, sonido, multimedia. Desconocen el valor de la información, y carecen de un marco cualitativo para valorarla. No saben delimitar sus necesidades de información y afrontar con éxito una búsqueda avanzada. Además ignoran los aspectos éticos/legales del uso de la información” (p. 29).

Comas y Sureda coinciden en que es necesario fortalecer la alfabetización informacional en secundaria y bachillerato (2014). Su adquisición por los estudiantes los lleva a sortear eficazmente las dificultades que se les presentan al elaborar sus textos académicos y a asumir una postura ética como autores.

De acuerdo a una investigación realizada entre 2007 y 2013 por la Universitat de les Illes Balears, la comisión de plagios disminuye a medida que avanza la escolaridad, desde la secundaria hasta el nivel superior. “Ello puede deberse a diversos factores: desde una mayor concienciación ante la necesidad de realizar los trabajos académicos a partir de la consulta y utilización de fuentes de información fiables y que, a su vez, deben ser citadas, hasta una mayor responsabilidad en sus acciones, una mayor previsión a la hora de elaborar los trabajos o, incluso, un cambio metodológico en la evaluación de los aprendizajes en determinados niveles educativos que requieren de una adaptación del alumnado a unas exigencias académicas completamente diferentes” (Sureda y Morey,  2014, p. 66).

Es necesario, entonces, que los docentes demos a esta problemática una “respuesta pedagógica, que consiste en formar a los estudiantes en los conocimientos básicos que les permitan reconocer el plagio, y ayudarles a adquirir las habilidades necesarias para llevar a cabo sus trabajos académicos con eficacia, eficiencia y responsabilidad” (Pinto y Guerrero, 2014, p. 34).

Por su parte, Díaz (2016) apunta: “Es responsabilidad del educador revisar y retroalimentar cada ensayo o trabajo de investigación ya que al mismo tiempo que permite identificar otras formas de redacción no adecuadas (…), también podría desarrollar en sus educandos la honestidad académica y la autonomía en su futuro desarrollo profesional” (p. 22).

No solo sancionemos a los plagiarios. Empecemos por mejorar nuestras prácticas didácticas y pedagógicas.

Referencias

Comas y Sureda (2014). Prólogo. En Comas, R., y Sureda, J. (2014). El plagio académico en Educación Secundaria: características del fenómeno y estrategias de intervención. Grup de recerca Educació u Ciutadania, pp. 6-7. https://www.researchgate.net/publication/263544661_El_plagio_academico_en_Educacion_Secundaria_caracteristicas_del_fenomeno_y_estrategias_de_intervencion

Díaz, D. (2016). Plagio académico en estudiantes de bachillerato: ¿qué detecta Turnitin?. RUIDERAe (9). https://revista.uclm.es/index.php/ruiderae/article/view/1146

Diaz, D., Brito, J., Nieto, V., y Muñoz, W. (2019). Efectos de la capacitación y la retroalimentación sobre el plagio académico en estudiantes de Bachillerato. Revista ConCiencia EPG, 4(2), 24-41. https://doi.org/10.32654/CONCIENCIAEPG.4-2.3

Inclán, C. (2016). Ctrl-C, Ctrl-V. La práctica escolar de copiar y pegar en el bachillerato. Perfiles Educativos, 38(154), 6-11. https://www.scielo.org.mx/pdf/peredu/v38n154/0185-2698-peredu-38-154-00006.pdf

Ochoa, L., y Cueva, A. (2014). El plagio y su relación con los procesos de escritura académica. Forma y Función, 27(2), 95-113. https://www.redalyc.org/pdf/219/21935715003.pdf

Pinto, M., y Guerrero, D. (2014). La importancia de las competencias informacionales para afrontar el plagio académico: estrategias para la alfabetización informacional del alumnado de secundaria y bachillerato. En Comas, R., y Sureda, J. El plagio académico en Educación Secundaria: características del fenómeno y estrategias de intervención. Grup de recerca Educació u Ciutadania, pp. 28-45. https://www.researchgate.net/publication/263544661_El_plagio_academico_en_Educacion_Secundaria_caracteristicas_del_fenomeno_y_estrategias_de_intervencion

Raziel, Z. (2023, 20 sep). El plagio de al menos seis párrafos en el trabajo de titulación de Xóchitl Gálvez sacude la campaña presidencial en México. El País. https://elpais.com/mexico/2023-09-20/el-plagio-en-el-trabajo-de-titulacion-de-xochitl-galvez-sacude-la-campana-presidencial-en-mexico.html

Sheridan, G. (2023, 29 de septiembre). El triste caso de las candidatas plagiarosas. Latinus. https://latinus.us/2023/09/29/el-triste-caso-de-las-candidatas-plagiarosas/

Sureda, J., y Morey, M. (2014). El fenómeno del plagio académico: niveles de extensión y características de éste en las diferentes etapas educativas. En Comas, R., y Sureda, J. (2014). El plagio académico en Educación Secundaria: características del fenómeno y estrategias de intervención, pp. 46-68. Grup de recerca Educació u Ciutadania. https://www.researchgate.net/publication/263544661_El_plagio_academico_en_Educacion_Secundaria_caracteristicas_del_fenomeno_y_estrategias_de_intervencion

*El autor es Profesor especializado en Literatura y Lingüística por la UABC. Maestro bibliotecario y divulgador de la historia local. Correo: gutierrezaguilar.ca@gmail.com. Sitio web: http://tallereando.net.