De en seres/Fatuo asidero de palabras
Por Rosa Espinoza/infosavia
Hay un germen denso, oscuro, perverso en la palabra del poeta. Simiente de crueldad, de miedo. Escarnio. Aciaga compasión. Dice el poeta no regodearse en el rencor, no vivir en el pasado, pero sus pies no se mueven, apenas gesticulan un paso. Dicen no tenerle miedo al precipicio. Al vacío de palabras. El patán es más honesto, transparente, menos altanero que el poeta. Reconstruye del pasado y se recrea a sí mismo sin miedo a los vocablos. Es un artífice de la mentira y no lo oculta. La poesía es agua, no baldosa. No es una losa para cargar sobre la espalda, como un castigo. Hay poetas que arrojan versos como piedras. Poetas que expulsan palabras y esconden la boca. Ay, estos poetas que viven de lo desvivido.