Caminatas
  1. ¿Tendremos que acostumbrarnos a un mundo sin filosofía?
  2. Suelo hacerme estas preguntas 
  3. Muchas otras también
  4. Pero esa suena especialmente apropiada
  5. Para este momento
  6. Creo
  7. Lo que pasa es que estoy aferrado con mis manos al barandal que protegía a autos como el mío de caer en el precipicio allá abajo
  8. Ya no lo hace porque mi auto lo destrozó
  9. Sólo queda este largo tubo que se desprendió de la estructura y ahora está en un ángulo perpendicular a unos 90 grados de la orilla de la carretera.
     
  10. Es de donde estoy agarrado
  11. No quiero ni voltear allá abajo. Sé que allá está mi carro en llamas. Y los 300,000 dlls. que ahora importan muy poco
  12. Y la cabeza de Ricardo “El Rigo” Mendoza
  13. Pero volvamos a la pregunta
  14. No. No es “¿cómo llegué a estar colgado de este tubo después de ese horrible accidente?” porque no quiero hablar al respecto
  15. Me refiero a mi pregunta inicial.
  16. ¿Tendremos que acostumbrarnos a un mundo sin filosofía? 
  17. ¿Hemos llegado al momento en el que la reflexión sobre el devenir, el universo y su constitución, el cuerpo y el deseo, el tiempo, el espacio, la existencia como accidente o como destino, y la relación histórica, imbricada y amorosa entre totalitarismo y revolución, comiencen a ser relegadas como operaciones truncas e inútiles del pensamiento?
  18. ¿Será que el sueño primordial de la humanidad es dejar de pensar?
  19. ¿Quedarían así los sueños que soñamos relegados a una fantasmagoría a la que ya no sentiremos necesidad de resolver?
  20. ¿Aprenderemos acaso a vivir sin nosotros mismos?
  21. ¿Estuve obligado a matar al Rigo Mendoza, o es el accidente del destino lo que me llevó a esta situación?
  22. ¿Pago acaso las consecuencias de haber cometido un delito, ahora, aquí, colgado de este barandal, a punto de perder la vida?
  23. Sé que son preguntas viejas.
  24. Las abordó Platón con fría distancia, Kant con formalidad prusiana, Hegel con calculada y amenazadora construcción histórica, Nietzsche con desasosiego y entrañas…
  25. Las abordó Shakespeare con elegancia verbal y Rabelais con desgarrado humor, Voltaire con desprecio a la simplicidad humana a y Cervantes con el vigor humano del que no quiere reconocer el desamparo; las abordó Henry Miller con viatlismo y Dostoievski con una fuerte e incisiva mirada al espejo desde donde nos miramos todos los seres humanos
  26. Son preguntas viejas. Y no es que no las hayamos respondido. O mejor dicho
  27. No es que una vez respondidas aprendimos la lección.
  28. No hemos evolucionado un ápice en nuestra habilidad para cometer estupideces
  29. No hay espacio ni temporalidad post-humana que nos orille a dejar de hacernos estas preguntas
  30. Y sin embargo… eso hacemos.
  31. Hemos dejado de responder.
  32. Hemos dejado de preguntarnos. Convertimos las preguntas y respuestas en modas y tendencias.
  33. Guardamos silencio mientras los dedos se deslizan por la fascinante superficie de un intuitivo aparato que nos conecta con un mundo que ya ni siquiera es exterior. Ni interior.  
  34. Mientras esos dedos borran su huella digital, digitalizando la experiencia
  35. Perdón. No me quiero poner pesado
  36. A veces pienso en ella.
  37. A veces también en mi abuelo. Un forajido que clavó un picahielo en el ojo izquierdo de su peor enemigo. Antes de asfixiarlo, esperó a que el tipo lo viera con su ojo bueno. Una vez que hizo contacto visual, le escupió la cara. Nadie sabe de dónde nació tanto odio. Yo no odiaba al Rigo, por ejemplo.
  38. Pero mi abuelo se hacía preguntas.
  39. Me dijo una vez “Mhijo, llegará el momento en el que dejaremos de hacernos preguntas importantes.”   
  40. “¿Qué es una pregunta importante?” le pregunté a mi abuelo.
  41. “Las que hacen reír a Dios y a los árboles” fue su respuesta.
  42. Yo tenía doce años. Tardaría veinticinco años en comprender su respuesta. Tenía que estar colgado de un frágil barandal en la orilla de una carretera, con el aroma del precipicio allá abajo, erotizando mis pulsiones corporales para seducirme y dejarme caer, tuvo que pasar justo esto, para comprender lo que mi abuelo quiso decirme.
  43. Aun no lo comprendo del todo. Pero creo que es el punto.
  44. Debemos comenzar a hacerle preguntas a los árboles. Dejemos a Dios para ese viejo teatro en el que hemos estado enfrascados desde que nos dimos cuenta de nuestra capacidad para hacer sufrir a los otros.
  45. Sé que de naturaleza simple, pero es posición filosófica.
  46. Así que no. La respuesta inicial sería que no, no hemos llegado a ese momento
  47. Y sin embargo: ¿Llegaremos? ¿Estamos acaso aspirando a la cancelación total de la conciencia reflexiva?
  48. ¿Lo estamos haciendo por miedo a nosotros mismos, o por el miedo que el poder le tiene a la conciencia humana?
  49. ¿Por qué sigue siendo más peligrosa la filosofía que la poesía? 
  50. Esa ya es otra historia. Fin de transmisión.