El volcán Cerro Prieto, en el mito y la crónica

Este volcán, localizado en el valle de Mexicali, con su conglomerado de rocas negras y una altura de apenas 260 metros, rodeado de pequeños “volcancitos”, a lo largo de cientos de años ha causado la admiración de quienes han llegado a sus inmediaciones.

Los orígenes de la fuerza geotérmica que da su especial característica a Cerro Prieto se remontan de cuatro a seis millones de años, desde que la península empezó a separarse del México continental por la formación del golfo. A través de un sistema de fallas geológicas, ahora llamado San Andrés, el material caliente del manto subió hasta zonas de menor profundidad que han permitido su salida al exterior.

Alrededor de ese cerro vivieron los indígenas cucapá durante muchos años. Por esto, entre sus mitos aparece el origen del volcán Cerro Prieto. En su mito de creación “El Muchacho Travieso”, este fue a matar a un monstruo, lo encontró y lo hirió en sus testículos. El monstruo, al verse lastimado persiguió al muchacho.

En su huida, por diversas acciones del joven y su perro pinto, fueron surgiendo el Río Colorado, el golfo, el cerro de Las Pintas, Cerro Prieto y otras características geográficas del valle de Mexicali. El joven corrió y corrió y casi desfalleciendo, con el monstruo casi alcanzándole, llegó a la casa de su tía, frente al cerro Wi Shpa.

“Fue entonces cuando la mujer sacó de su oreja izquierda otra bola de cerilla, que se hizo una piedra muy dura. Pronto la aventó al monstruo y le dio en el entrecejo. El animal dio un alarido al sentirse herido de muerte. Ahí estaba el monstruo revolcándose, se retorcía en las turbulencias; luego, herido de muerte, se venía arrastrando rumbo al norte, haciendo mucho ruido, abriendo la tierra; traía sus turbulencias, el agua hervía.

Fue entonces cuando el animal se detuvo, se revolcaba; el agua turbulenta revolvía todo. Ahí estaba en un charco de agua y tierra; se revolcaba, luego se regresaba. Pero ahí quedó la huella de su agonía. Ahí está la piedra negra, el Cerro Prieto; ahí está la grasa hirviendo, ahí todos lo pueden ver…”

(Versión de los cucapá Juan García Aldama y Pascuala Saínz Domínguez)

Según otra versión, Inocencia González Saínz dice del origen de Cerro Prieto:

Si ki wa es un cuento de ese volcán, el Cerro Prieto. Dice que los indios vivían del Cerro Prieto para arriba y que había una cueva muy grande donde vivía una señora y su señor. La señora era muy gorda y a diario se comía un cucapá.

Cuando entraba un cucapá a la cueva, la mujer le decía: cor ni pa (que si ya había llegado). Ella comenzaba a bailar y cantar “ey si ki wa, ey jo ki wa y bailando se acercaba al cucapá, cuando éste se reía le metía el dedo en la boca y lo mataba. Le cortaba el cabello y lo colgaba en la cueva. Cuando ya se había acabado a casi todos los cucapá, sólo quedaba una familia con dos hermanos.

La muchacha tenía el cabello muy largo, bonito y un día se perdió. El hermano vio que se estaban acabando los cucapá y dijo: “Ahorita la voy a matar”. Alistó el arco y las flechas, las escondió y entró a la cueva. La mujer empezó a bailar y cantar lo de siempre y se acercó al muchacho.

El muchacho no hallaba como matarla, pero en una vuelta que dio y se le arrimó mucho, él agarró el arco y le tiró la flecha. Cayó la señora y empezó a temblar. El muchacho agarró la cabellera de su hermana y corrió con sus padres. Entonces vinieron y quemaron a la bruja. A los tres días regresaron, había mucha ceniza y se sacudía la tierra, temblaba mucho y salió volando un tecolote. Así se hizo ese cerro, el volcán de Cerro Prieto.

El primer explorador español que llegó al valle de Mexicali en 1540; Melchor Díaz recorrió la región y asombrado por la cantidad de emanaciones sulfurosas y de vapores existentes asentó en su crónica del viaje:

“… Yendo como iban caminando, dieron en unos médanos de ceniza ferviente que no podía nadie entrar en ellos porque fueran a enterarse a ahogar en el mar. La tierra que hallaban temblaba como témpano que parecía que estaban debajo de algunos lagos. Pareció cosa admirable que así hervía la ceniza en algunas partes, que parecía cosa infernal…”

Existe registro de un terremoto ocurrido en el actual valle de Mexicali, que en la zona de Cerro Prieto se manifestó con grandes columnas de vapor que permanecían varios minutos, desaparecían y reaparecían nuevamente. Este evento sísmico fue observado desde el fuerte Yuma. El teniente Swenny describe en su diario este temblor que ocurrió el 29 de noviembre de 1852. Un grupo de militares fueron a investigar las altas columnas que parecían de humo.

“…salió en diciembre 12 hacia las columnas de vapor, para regresar el 19. Pasó por Algodones y siguió allí por veredas de indios, hasta llegar a la laguna de Los Volcanes, que vadeó por 25 kilómetros hasta que el calor y la profundidad del lodo impidieron seguir…Desde el fuerte Yuma había estimado la altura de las columnas de vapor en 100 metros, pero al llegar a la laguna de los Volcanes se había reducido a una altura de 20 metros. Describió el espectáculo como magnífico, así como los ruidos subterráneos que él consideró semejantes al estruendo de un cañón pesado”.

Así se ha escrito, por indígenas y diversos exploradores, a lo largo de varios siglos, la historia del volcán Cerro Prieto y su zona geotérmica.

Fuentes: A la Orilla del Río Colorado; los Cucapá. Yolanda Sánchez Ogás

Revista: Campo Geotérmico de Cerro Prieto. Residencia General de Cerro Prieto, 1994.