Por Rosa Espinoza/Infosavia
Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos.
Charles Bukowsky
Un hombre solo mira la lluvia. Piensa en lo que cae, en el agua, en lo que arrastra, en lo que empuja el torrente y la tragedia. No piensa en el origen, en la belleza y la fuerza de las nubes, en el milagro del vapor que sobándose hace agua. En la cortina la luz del relámpago se detiene... Mira el destello como ver pasar las moscas. Se olvida de la luz. Sólo mira el azote de la muerte, la noche y el desvelo. Piensa en la tristeza, en el reclamo de su cuerpo. Toma café. Su libreta mana poesía, es un afluente para la sed del corazón. En la penumbra, tras de la mesa, escondido, no repara en el prodigio de su lengua. Prefiere sobar un lomo perruno, salir a la calle con el menor pretexto. Cerrar su puerta. Las injurias también son poesía. Nadie celebra su enojo. Sólo es un hombre que mira la lluvia y piensa en la tragedia. Cree que un punto final es el silencio.