Por Malibé Rosas/Infosavia
Amo diciembre. Desde niña disfrutaba el último mes del año: empezaba la alegría con mi cumpleaños y seguía con todas las fiestas decembrinas. Conforme va pasando el tiempo, diciembre se ha ido resignificando, como todo en la vida va cambiando. A mis cuarenta y tres años pesan las pérdidas de los seres amados, pero también el corazón se abre a nuevas personas amadas, que sin reemplazar a las que se han ido expanden el corazón para mostrarnos nuestra capacidad de amar.
Este año mi alegría no ha sido tan festiva, sino mi espíritu navideño ha sido más bien sutil. Este diciembre la nostalgia ha llegado en forma de canciones, cuentos y poemas.
Canciones que le gustaban a mi mamá, las historias que me contaba mi abuela Margarita, poemas que me recuerdan a mi Nana Juanita. Ha habido días que la tristeza llega de golpe, porque quisiera abrazar a esas personas que no están, y es ahí cuando las canciones, los cuentos y los poemas se convierten en cariñitos de la gente que no olvidamos y está en nuestro corazón. Por eso es importante contarnos historias, leernos poemas, enmarcar nuestros momentos especiales con canciones, porque serán testimonio del amor que compartimos con alguien más que ya no está con nosotros. Les invito que de regalo de navidad o de propósito de año nuevo, lean en voz alta a sus seres queridos. En la vida loca que llevamos todo el año, el tiempo es algo muy valioso, y leer para alguien más es dedicarle tiempo. Dejemos de pensar que la lectura en voz alta es algo para la escuela o sólo para infancias ¿cuándo fue la última vez que nos leyeron un cuento o un poema? Podemos hacer de esta actividad algo para compartir en la vida diaria, para disfrutar, para crear bonitos momentos que se convertirán en memorias valiosas. No todos los regalos son cosas.
Les abrazo mucho y espero que nos podamos seguir leyendo el 2024.
Cariñosamente
La Morra que Narra.