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Un respiro para la vaquita marina

 

Foto Sea Shepherd

Por Aline Corpus

San Felipe, Baja California.- El rojo intenso de un nuevo amanecer comienza a iluminar detrás de la roca Consag en una fresca mañana de mayo en el Alto Golfo de California, los pescadores ubican muy bien dicho peñasco porque está dentro del área de refugio de la vaquita marina, conocida como “zona de tolerancia cero”.

En la madrugada del 21 de mayo, el doctor Robert Pitman, de la Universidad del Estado de Oregon, aferra sus manos a uno de los asientos de la lancha que lo conduce a toda velocidad hacia el barco Seahorse  -de la organización ambiental Sea Shepherd-, el ruido del motor apenas le deja soltar algunas palabras en el trayecto.

“En 30 años no había visto a una vaquita cerca de la roca Consag, ayer pasó”, afirma el investigador marino y observador de la vaquita por más de 30 años.

Foto Aline Corpus

Su comentario es premonitorio de los resultados que el Crucero de Observación 2023 dio a conocer el pasado miércoles 7 de junio, un anuncio esperanzador para la comunidad científica, y para México, sobre el mamífero más amenazado del mundo, la vaquita marina.

“Los datos de la encuesta muestran que existen entre 10 y 13 vaquitas marinas, incluyendo al menos una cría recién nacida, que ahora han sido avistadas en dos estudios consecutivos”, concluyó el grupo de 14 expertos observadores, quienes realizaron el crucero entre el 10 y el 26 de mayo.

“Este cálculo es aproximadamente el mismo que el de octubre de 2021”, refiere el análisis.

El avistamiento es especialmente difícil pues el animal adulto mide entre 1.50 y 1.80 metros de largo, apenas sale unos 20 centímetros del mar.

Aún así, se observaron de 1 a 2 crías, una buena noticia para los ambientalistas.

Foto Sea Shepherd 2023

“Durante 17 días de búsqueda visual, los especialistas se centraron en las aguas de la Zona de Tolerancia Cero y sus alrededores, conocida por ser el reducto de las últimas vaquitas marinas”, indica el informe.

Dado que la búsqueda fue en una pequeña porción del área histórica de distribución de la vaquita, la estimación de 10 a 13 individuos se considera el número mínimo de vaquitas que quedan en la población actual.

La batalla de la vaquita por sobrevivir ha ido contra marea.

Hace casi ocho años, entre septiembre y diciembre del 2015, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) coordinó junto a especialistas del entonces Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA) un estudio a bordo del buque Ocean Starr: Se estimaban alrededor de 60 ejemplares en el Alto Golfo de California.

“Continúan resistiendo”

El contexto que rodea a la vaquita marina es preocupante, sobre todo cuando el declive de la población entre 1997 y el 2016 alcanzó el 95 por ciento, al pasar de 567 a 30 ejemplares.

La doctora Bárbara Taylor, líder del grupo de científicos en el crucero del 2023, y observadora del mamífero desde 1991, explicó que la vaquita marina estaba desapareciendo a una tasa de 45 por ciento cada año, por lo que para este año la especie debería estar extinta.

Al final de la década de los 90, la causa de este declive fue el uso de las redes para la pesca de camarón, chano, sierra, tiburón y mantarraya, el mercado fue principalmente Estados Unidos.

“Entre 2008 y 2015 vimos un incremento de la pesca ilegal de la totoaba, y pasó de una tasa de declive de la especie del 8 por ciento por año, a 45 por ciento por año”, destacó Taylor.

Fuente: Bárbara Taylor, junio, 2023.

En este 2023 los resultados de su investigación fueron más positivos.

“Estoy muy complacida de presentar buenas noticias”, dijo, “a pesar de todas las redes de pesca, la vaquita continúa resistiendo, si la vaquita continuara desapareciendo a una tasa del 45 por ciento cada año, deberían estar extintas a la fecha”.

“En cambio, estamos viendo animales robustos, con crías, son unos verdaderos sobrevivientes”, subrayó.

Durante el estudio de mayo solo se localizó una red de pesca, afirmó.

Doctora Bárbara Taylor. Foto Aline Corpus

La “cocaína marina”

La pesca furtiva de un pez que cohabita junto a la vaquita marina, la totoaba macdonaldi, endémica del Golfo de California, constituye la principal amenaza del esfuerzo de conservación.

La vejiga natatoria, o buche, de la totoaba, es llamada “la cocaína marina”, pues redes de tráfico internacional pagan decenas de miles de dólares por un kilo.

En el 2016, la Secretaría de Marina (Semar) consideró que el precio era de aproximadamente 20 mil dólares por un kilogramo de buche en Asia; para el 2023, algunas organizaciones ambientales calculan un pago de hasta 50 mil dólares por kilo, su costo ha aumentado en parte debido a la vigilancia en la zona del Alto Golfo de California.

Foto Cortesía Fiscalía General de la República

El principal mercado ilegal de la totoaba se encuentra en China, donde a su consumo se le atribuyen beneficios curativos y hasta afrodisíacos.

La captura de la totoaba está prohibida desde 1975, se trata de un pez que puede medir alrededor de 2 metros de longitud y pesar hasta 100 kilos, el tamaño del cuadro de las redes de enmalle ilegales provoca que quede atrapado el pez totoaba, pero también los pocos ejemplares de vaquita.

De acuerdo con autoridades federales, durante la temporada invernal, la totoaba se concentra principalmente en las partes someras de las costas al norte del Alto Golfo de California, en Baja California y Sonora.

Cuando la temperatura de las aguas aumenta, el pez se desplaza a zonas de mayor profundidad al sur del Alto Golfo y de San Felipe, en zonas como Islas Las Encantadas.

El buche se extrae en zonas como el Puerto de San Felipe, en Baja California, y en el Golfo de Santa Clara, Sonora, los traficantes lo acopian y luego es transportado fresco o seco escondido en pequeños paquetes, llantas, adheridos al cuerpo, en compartimientos ocultos en vehículos o hieleras combinados con otros productos pesqueros.

Después es exportado particularmente a Hong Kong, en China, pasando en ocasiones por Estados Unidos o incluso Japón. 

Promueven pescadoras alternativas sustentables

El estudio sobre la vaquita contó con componentes visuales y acústicos, ocho personas del Puerto de San Felipe fueron capacitadas para el avistamiento de la vaquita marina, mientras que 10 pescadores también fueron entrenados para la colocación de detectores acústicos.

Entre las voluntarias para el avistamiento estaban dos pescadoras Catalina Carpio Cota y Nadia Edith Alcántar, así como la psicóloga Amanda Avitia, las tres son empleadas de la asociación llamada Pesca Alternativa de Baja California (Pesca ABC) en San Felipe, Baja California, conformada desde el 2014.

“No quise desaprovechar la oportunidad de ver a la vaquita”, contó Avitia, “toda la vida he escuchado que la vaquita, que no existe, que si la podemos salvar, es muy discutido, por eso vine”.

“Disfruté mucho, tomé los binoculares, venía en blanco, no sabía qué tenía que ver, hasta que la divisé y se siente emoción y además es colectiva (en el barco), cuando las encontramos se contagia la emoción, vi una aleta dorsal y un cachito de lomo”, refirió.

“En total ví tres (vaquitas), aparentemente una de ellas traía una cría”, expresó, “soy muy excéptica, (pero) me llevo el aprendizaje y voy con la seguridad de que el trabajo es importante, pienso que falta apertura al tema, es la primera experiencia de los ‘locales’ con investigadores, no tenemos acceso tan fácil”.

Pesca ABC es una de las pocas organizaciones formada por pescadores y pescadoras en busca de alternativas sustentables de pesca, interés por la participación del avistamiento de vaquita, recolección de redes abandonadas en el mar, entre otros proyectos medioambientales.

Foto Cortesía Pesca ABC

Los pescadores de Pesca ABC se especializan en la utilización de la técnica japonesa Ike Jime, la cual consiste en minimizar el sufrimiento del pez durante la pesca con el objetivo de evitar el daño de la carne al frenar la liberación de hormonas de estrés, algunos chefs de alta cocina demandan este alimento.

Felipe Rocha, integrante de Pesca ABC, indicó que esperan ampliar la demanda del pescado cazado con esta técnica, pues con ello se evita también la muerte de la vaquita marina.

En total, unas 77 personas participaron en la observación de la vaquita, entre ellos el grupo científico, pero también tripulación y personal de apoyo técnico en dos embarcaciones, Seahorse y Sirena de la Noche.

¿Suficientes medidas de protección?

La organización ambientalista Sea Shepherd cumplió nueve años de vigilancia en el Alto Golfo de California, comenzando con una operación llamada Operación Milagro.

Siendo Presidente de México el priista Enrique Peña Nieto, en abril del 2015, el Gobierno Mexicano anunció medidas para la conservación de la vaquita marina y de la totoaba, denominadas “Estrategia Integral para la Atención del Alto Golfo de California”.

En esa ocasión se decretó la ampliación del polígono de la protección en el Alto Golfo, que pasó de 126 mil a 1 millón 300 mil hectáreas para la cobertura del área de distribución de la especie, sin embargo, se formalizó en un decreto hasta el 2020 con el Presidente morenista Andrés Manuel López Obrador.

Foto: Sea Shepherd, 2023

También se suspendió por varios años la pesca comercial mediante el uso de redes de enmalle, cimbra y palangres, operadas con embarcaciones pequeñas.

A pesar de todas estas medidas, los científicos calificaron como “la más exitosa” a la colocación, en julio del 2022, de 193 bloques de hormigón en la zona de tolerancia cero para atrapar redes ilegales mediante ganchos en cada cubo, un trabajo a cargo de la Secretaría de Marina.

El informe del 2023 elogió la estrategia: “La aparente disminución del 90 por ciento en las redes de enmalle dentro del último bastión de las vaquitas es probablemente el paso más significativo dado hasta la fecha para salvar a esta especie”.

Imagen Secretaría de Marina

No obstante, la pesca furtiva continúa hasta la fecha.

A bordo del Seahorse, alrededor del medio día del 21 de mayo, se observó una lancha con redes de enmalle propias de la pesca de totoaba.

El panorama para los próximos años es resumido así por la investigadora Taylor: “Es momento para estar contentos, regocijarnos, pero no como para descansar, la vaquita está en el cuarto de emergencias, se le ha dado un respiro, detuvimos la hemorragia, pero para recuperarse la vaquita necesita más”.

“Lo primero es aplicar más bloques de concreto para cubrir el principal hábitat, porque ahí hay preciadas crías”, dijo.

Además, se necesita equipo de pesca sustentable, subrayó.