Imagen: Huynh Dat
Por Tomás Di Bella*
Supongamos que Heródoto, el primer historiador cronista y viajero que hizo un compendio en sus nueve libros de historia, y que fue de los primeros en ver sus trabajos en un libro, tuviese la posibilidad de encontrar una maquina del tiempo y llegase hasta hoy a mi casa. Yo me sorprendería sobremanera, pero luego lo reconocería con su túnica, le invitaría a pasar, a tomarse un café, que no sabría qué es eso pero se lo tomaría sorprendido, y luego observase mi casa. Lo primero que vería sería el refrigerador, y quizás se asustaría de ese objeto cuadrancular que adentro tiene jamón, pescados y hielos. Y abriría inmensos sus ojos y dijese en griego traducido por mi laptop, ¿qué es esto? Luego se asustaría de escuchar el chacachaca de la lavadora y se asomaría a ver que un aparato que lava las túnicas, en este caso camisetas y pantalones. Tocaría con asombro mi tocadiscos dónde casi se desmayaría oyendo a hendrix haciendo ruidos de terremoto. Al mismo tiempo, vería mis platos de plástico, la licuadora ruidosa, la televisión encendida; andaría viendo el foco encendido, las bocinas, el picap estacionado, los zapatos tenis, la camisa con botones, y el calentón eléctrico que avienta un vientecito caliente. Se admiraría de la refrigeración helada, de mis lentes, de mi celular que sonó cuando me hablaba mi hija, de la guitarra eléctrica, y de youtube que tiene un audio libro sobre su libro. Heródoto, me lo imagino en sus sandalias y su túnica, desconsolado y abatido. Ha sido demasiado. Pero de pronto, vería mis libreros, y con una sonrisa extraña y perspicaz, se acercaría a tomar uno, sacarlo, abrirlo, olerlo, y decir por fin: todavía están aquí, con una gran sonrisa en su rostro. Luego, a mi vez, le pediría que me prestara su máquina del tiempo, que hubo dejado estacionada ahí afuera. Y él, con gusto, me daría las llaves de su vehículo, mientras se queda a ver la biblioteca, y yo me subiría para marcar el año 3900. Les aseguro que no puedo describir ese futuro, pero habrá libros.
* Poeta, cronista, editor, traductor y carpintero (Ensenada, B.C., 1954). Ha sido columnista y su obra a parece en revistas y antologías nacionales y norteamericanas. Es autor de siete poemarios y tres libro de crónica.