Por Gabriela Morgado/Infosavia
Las mujeres nunca serán iguales a los hombres si partimos de la comparación fisiológica y emocional. Es innegable que somos físicamente diferentes y emocionalmente reaccionamos distinto ante situaciones semejantes.
Hombres y mujeres, hombres femeninos, mujeres masculinizadas, géneros que van a vienen y definiciones que en ocasiones carecen de importancia para establecer una amistad, conseguir un empleo, realizar una labor, estudiar, viajar, participar, comprometerse, responsabilizarse y un largo etcétera.
Las mujeres se celebran a ellas mismas y entre ellas mismas también se despedazan; no siempre se requiere un hombre para hundir a una mujer. Somos vanidosas, competitivas, territoriales, sumisas, empoderadas, escandalosas y solidarias. De todo ello, emociones emergen para despreciarnos entre nosotras y en ocasiones se acallan para apoyarnos.
Dice un dicho. “no trates de entender a una mujer, solo amala”, e igual aplica para el género humanos en general porque somos animales complejos, débiles e imperfectos.
Mujeres antes que nosotras han luchado por la igualdad, la paridad, la obtención de plazas y oportunidades, la conquista de derechos y el reparto de responsabilidades y obligaciones, y eso es precisamente lo que conmemoramos cada 8 de marzo: esa sangre, ese sudor, ese tiempo, esa angustia, ese coraje, esas lágrimas para abrir espacios y cerrar brechas de injusticia.
Para algunas no será suficiente, para otras será bastante y tal vez para pocas de nosotras no sea una meta la igualdad, sino el reconocimiento del otro como un ser humano habitante de esta tierra que se presenta amplia y hermosa para todos.
Te invito a que te dejes vencer por la sonrisa del que camina hacia ti, que te dejes conquistar por la amabilidad del otro, que sepas compartir las habilidades y conocimientos que posees. Nada enriquece más el camino hacia la paridad que el saber compartir el espacio que ocupamos y repartir la información que poseemos.
Esto no lo aprendí de una mujer, lo aprendí de un hombre que ante el aparente plagio de una idea por otro hombre me dijo: “lo que me sobran son ideas” y muy cierto es cuando sabes de tu valía; aunque al final no seamos indispensables, sí que podemos hacer una pequeña y breve diferencia cuando trasmitimos lo que somos de una manera amable y sin tapujos.
Y como esta columna es casi siempre política debo de mencionar que aunque el presidente Andrés Manual López Obrador mande colocar vallas y cuestione los motivos de una marcha de mujeres al calificarlos de neoliberales y conservadores, y aunque al final todo lo que sucede mal en el país tenga el objetivo de atacarlo (nadie le ha dicho que el mundo no gira a su alrededor), el camino que las mujeres han decidido seguir, seguirá adelante porque una vez que se toma el primer paso, no se deja de avanzar.
