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Ornitorrincos/Wixárikas y el sueño

 

Ornitorrincos/Wixárikas y el sueño

Por Iliana Hernández/Infosavia

No hay día especial para llorar.

Por eso, hoy lloro, mientras puedo,

mientras sé llorar.

Angélica Ortiz, poeta wixárika.

I

Los wixárikas han seguido los sueños para enmendar sendas, su sabiduría viene de esa agua nocturna, mi cordón umbilical en Nayarit me ata a ellos. Recuerdo cada mañana en Tijuana, con café en mano, mi madre y yo hablábamos de lo que habíamos soñado, sobre muertos que vienen a traer mensajes oportunos, de pronto alguien nos indica con el índice a dónde ir, de dónde salir. Nosotras siempre hemos seguido los sueños, los anotamos en el cuerpo para que no se vayan. Los wixárikasconfían en esas imágenes oníricas que muestran senderos posibles. Yo me veo en el sueño, veo mis manos (es el signo de lo imposible), vamos en fila para abordar un transporte, veo que un hombre de blanco acercándose: es mi padre. Pienso levantar mi mano (eso no es posible en un sueño común), me digo que debo acercar mi mano a su pecho, hasta su corazón para poder hablarle. Le pregunto si está bien. En esa pregunta se me van diez interrogantessilentes; ¿Estás feliz en esa tierra ajena?, ¿Esperas en paz?, ¿Nos extrañas, piensas en nosotros, tus hijos?, ¿Lo has sanado todo?, ¿Tu espíritu es libre?, todo eso iba dentro de mi simple: ¿Estás bien? Él asienta en silencio. Comprendo en ese instante lo terrible del silencio que la muerte instala, confío a ciegas que nos hemos encontrado por alguna confusión del programador de los sueños de todos los mortales. Nos vimos en ese breve lapso que amenaza con ser amanecer. Rotos de muchas maneras, mi padre y yo fingimos que estamos bien para no perturbar la paz de vivos y muertos. La mañana me llegó con toda su frialdad, a pesar de todo, no cambio esta vida por otra en el futuro, el dolor nos sostiene.

II

Lunes con pocas horas de vida. ¿A qué sabrá el lunes de la semana entrante? ¿En dónde podremos acomodar los dedos de este lunes que tocó sus últimas canciones muy a destiempo? Tuvo poca vida para dejar huella, unas llamadas, mensajes de un pelícano extraviado, cafés fríos. Monday sin huella permanente, pendientes que saben a sábado pasado, una siesta a las cinco de la tarde le cercenó las orejas a este lunes falto de relumbrón, carente de pistas musicales, de bulevares de poesía experimental. Lunes de párpados caídos, bostezos frente al espejo de un gimnasio en el que los músculos se desinflan. No sabrá este lunes de la magia del viernes por la noche, de los suspiros secretos del sábado: a escondidas, bajo las sábanas algo se trama, llegará domingo sin sentirse, pero lunes indiferente. No ha traído nada sino escaleras y puentes a medias para encontrarse con un gesticulador frente a un espejo extraño. ¿Qué día no es hoy?