Por Yolanda Sánchez Ogás/Infosavia
El gobierno español, después de apoderarse de Filipinas, le urgía encontrar una ruta para comerciar productos orientales a la Nueva España y de allí trasladarlos a España.
Miguel López Legazpi y su segundo al mando, Andrés de Urdaneta, salieron del puerto de Navidad en la Nueva España el 21 de noviembre de 1564. La expedición estaba compuesta por las naos, San Pedro y San Pablo, las pataches: San Juan y San Lucas y una fragata.
Después de cinco meses de navegar, llegaron a la isla Cebú. En el viaje de retorno buscaban una ruta que los regresara con seguridad de Manila a la Nueva España.
Andrés Urdaneta salió de Cebú el primero de junio de 1565 y descubrió una corriente muy fuerte, de aguas cálidas, conocido por los japoneses como Kuro-shio que se traduce como “río negro” o “corriente negra”.
Después de cuatro meses de navegación y 14 000 kilómetros de recorrido, el ocho de octubre de ese año, las naves llegaron a Acapulco. Urdaneta había descubierto la ruta del regreso, conocida como el “tornaviaje”.
Con este descubrimiento, se inauguró un periodo de 250 años de comercio ultra marítimo entre Las Filipinas, Acapulco, Veracruz y España. De Acapulco derivó otra ruta comercial hacia Perú, por sus importantes tierras ricas en plata, el Potosí.
Los españoles llegaron a las islas Filipinas y tomaron Guam. En la isla de Cebú, a donde arribaron el 27 de abril de 1565, fundaron la primera población española en Filipinas, la villa de San Miguel.
Durante varios años, los españoles se dedicaron a asolar y robar a los habitantes de aquellas islas. También atacaban a los barcos de otras regiones, que se acercaban a comerciar. La llegada de portugueses acabó con esta depredación.
Los españoles abandonaron San Miguel y se trasladaron a la isla de Luzón en 1571 y allí López Legazpi fundó la capital de Filipinas: Manila. Esto permitió a Nueva España iniciar el comercio en mayor escala con China.
Era muy importante para España mantener el comercio con China, y esto se logró a partir del descubrimiento del torna viaje y el inicio de los viajes de la Nao China, o galeón de Manila, que cubrían la ruta Manila – Acapulco -Manila.
La nao china o galeón de Manila
La nao transportaba misioneros, oficiales reales, comerciantes, soldados, múltiple y variada mercancía. Los comerciantes chinos y novohispanos intentaban, sobre todo, satisfacer las necesidades de la clase rica de Nueva España y España.
Un ejemplo son los famosos mantones de Manila, de hermosos bordados, que eran de origen chino, pero llegaban a Manila y así se les llamó.
En América esas bellas y costosas prendas solo podían adquirirlas las mujeres de la alta clase social. Todavía ahora se pueden observar en los museos de México, productos que llegaron a la Nueva España en la nao china: ricos ornamentos de origen chino, muebles, lacas, marquetería, mantones, aceites, vestidos de seda, joyas, jarrones, objetos de marfil y plata.
Al regresar de Acapulco a Filipinas, las naos transportaban el 95% de plata del pago obtenido por los productos. El resto de la carga eran animales como vacas y caballos, ovejas y muchos tipos de plantas: maíz, cacao, tabaco, caña de azúcar, cacahuete, tomate, calabaza, papaya, pimiento, que contribuyeron a enriquecer la alimentación de los habitantes de aquellos pueblos orientales.
Con el viaje de Legazpi en 1565 y el descubrimiento del torna viaje, comenzó la ruta regular del galeón de Manila a Acapulco. A ese primer convoy le siguieron muchos más, formados por una o dos naos que se prolongaron por 250 años.
Encontrar la ruta de vuelta de Filipinas a América por el Pacífico, significó para Españaacceder al mercado de las especias, asentar la presencia española en Oriente y predicar la fe cristiana o evangelizar
El galeón salía de los puertos de Filipinas y seguía la corriente del kuroshio (Río negro), que arrancaba en las costas del Japón y llegaba a los litorales de California.
Tras un largo viaje de varios meses, empezaban las señales de que la nave se acercaba a tierra. Cuando los marinos avistaban algunas algas, significaba que pronto verían la isla de Santa Rosa, en las inmediaciones de la actual ciudad de Los Ángeles, California.
El viaje continuaba paralelo a la costa de la península de Baja California, la rodeaba y se detenía en alguna de las islas: San Martín, Guadalupe o Cedros. Hacía escala en la misión de San José del Cabo (San Bernabé), al sur de la península, para conseguir alimentos, frutas y agua que negociaban con los misioneros.
Después pasaba por las tres islas Marías, entonces llamadas Cenizas, Guadalupe y Santísima Trinidad. Continuaba costeando por Colima y Zihuatanejo hasta llegar a Acapulco. Desde la fundación del puerto de San Blas, en 1768, también fondeaba allí para avituallarse.
El contrabando se inició en esta época. La mercancía era contada y pesada al subirla al barco, pero siempre había forma de cargar alguna más, que era vendida en los diferentes lugares donde se detenía a obtener agua y alimentos, como San José del Cabo, Colima y otros lugares.
De igual forma, aun cuando estaba prohibido, se introducían los llamados “indios chinos”, orientales, que en su mayoría eran de las islas orientales o India, pero no eran chinos. A los chinos verdaderos, en Filipinas se les conocía como sangleyes (comerciantes).
Algunos indios chinos se quedaron en lugares como Colima, a donde llegaban a comprar limones para sus largos viajes y donde los orientales introdujeron el coco y la bebida conocida como tuba. La tuba (que aún se acostumbra en Colima) es una bebida alcohólica originaria de Filipinas y adoptada en Colima. Proviene de la palma de coco.
En una olla de barro se recolecta la tuba, que es una leche que producen las espigas de la palmera hembra. Se pone a fermentar ocho días y se obtiene la tuba. Todavía se ven en Colima a hombres que cargan sobre los hombros un palo de donde cuelga un gran bule. Son los tuberos vendiendo la tuba, herencia de los indios chinos que llegaron en el galeón de Manila.
Al llegar a Acapulco, el galeón entraba con salva de cañones, mientras la gente, enfiestada, esperaba la gran feria con los productos que llegaban en el galeón. Su llegada al puerto era una fiesta, arrieros de muchas partes de Nueva España, compradores de todas las clases sociales asistían a la feria de Acapulco, que durante una semana se dedicaba a la compra y venta de productos.
Se menciona que uno de nuestros héroes de la Independencia, Vicente Guerrero, acostumbraba avisitar la feria de Acapulco cuando llegaba el galeón.
La familia Guerrero se dedicaba a la arriería por lo que tenía una buena posición económica. Vicente Guerrero fue arriero desde muy joven, era su vida anterior a la guerra de Independencia.
Cuando llegaba la noticia de que el galeón de Manila se acercaba, los Guerrero salían de Tixtla, donde radicaban, para llegar a Chilpancingo.
Después de recorrer unas leguas, iniciaba el camino de la China, que se extendía desde Taxco hasta Acapulco.