Los profesores de Baja California, a lo largo de su historia, y hasta la actualidad, han sufrido todo tipo de abusos de parte de los diferentes gobiernos. En los primeros años, los problemas eran por falta de seguridad en sus trabajos. Las autoridades podían suspender a un profesor sin que este tuviera derecho a defenderse.
Otro problema recurrente ha sido y continúa siendo, la falta de pagos en tiempo y forma. Algunos profesores han cubierto todo un ciclo escolar y hasta dos, como interinos, sin recibir pago alguno. Desde la década de los años sesenta, los egresados de la escuela Normal Fronteriza, fueron destinados a lugares remotos de estados como Oaxaca, Puebla, Chihuahua, Sinaloa y otros.
A algunos los regresaban a Mexicali y de aquí eran enviados a lugares lejanos de otros municipios de Baja California. Y sigue ocurriendo. Al cabo de varios años, los profesores realizan recurrentes solicitudes de cambio a su lugar de origen. Tener éxito puede tardar varios años. Las autoridades educativas no toman en cuanta que estos profesores tienen que pagar renta, desgaste de sus vehículos, pago de combustible.
En algunos casos, tienen que mantener dos casas porque dejan a sus hijos en su lugar de origen. Varios accidentes mortales ocurridos a jóvenes profesoras, no conmueven a las autoridades educativas ni sindicales y no se vislumbra un cambio en esa injusta y abusiva desorganización. Maestros de Mexicali son enviados a otros municipios, y de aquellos lugares, algunos se envían a Mexicali.
Estas injusticias a lo largo de la historia de la educación en Baja California han existido siempre, amparados en una normatividad aplicada sólo cuando resulta conveniente. En noviembre de 1934, en los albores del régimen del presidente Lázaro Cárdenas, cuando se mencionaba un nuevo sistema de educación socialista, las autoridades educativas, queriendo quedar bien con el gobierno federal, organizaron una marcha de adhesión a la nueva ideología educativa.
En el Mexicali de entonces, que contaba apenas con las escuelas Cuauhtémoc, Netzahualcóyotl, Benito Juárez, Leona Vicario, las pequeñas escuelas rurales, casi todas con un profesor, y una sola secundaria; la Secundaria Agrícola, era fácil detectar a quienes no asistían a los actos convocados por el gobierno. En esta manifestación de noviembre de 1934, quienes no asistieron fueron sancionados con el cese.
Varias profesoras con muchos años de servicios no acudieron a la manifestación, entre ellas una de las más antiguas profesoras de Mexicali, como era Carmen Almada Rivera, quien tenía 20 años ejerciendo su profesión en Mexicali, a donde llegó en 1914. Carmen Almada, fue pionera de la educación y miembro del personal fundador de la escuela Cuauhtémoc. Ella fue cesada junto con los profesores María del Pilar Dávalos, Emilia C. Viuda de Delgado, Fernando Mendoza, Josefina R. Viuda de Viña, Leonardo Sánchez, Concepción Carranza, Adela y Mercedes Morentín.
Por presión del gobierno del Territorio, los mismos compañeros se convirtieron en acusadores, como fue el caso de la escuela Netzahualcóyotl, donde el director Mauricio S. Martínez acusó a las profesoras Morentín de su labor de proselitismo entre sus compañeros, para que no asistieran a la manifestación.
Los profesores cesados se inconformaron y exigieron que el cese quedara sin efecto. En su defensa expusieron las razones que las hicieron desistir de participar en ese acto de adhesión a la política educativa del gobierno federal. En términos generales, aducían que no asistieron porque se invitaba a los simpatizantes y ellos no simpatizaban con el cambio de política educativa, que eran católicos y querían ser sinceros con ellos mismos y con el gobierno. El Oficial Mayor, Antonio E. Banuet y el secretario general de Gobierno Antonio Morán contestaron, entre otras cosas:
“El gobierno revolucionario atraviesa por un periodo en el que necesita que cada uno de sus colaboradores coopere leal y efectivamente en la labor renovadora que está emprendiendo en todo el país contra el clero y la reacción, por lo que debe aprovechar cualquier indicio que defina su filiación, para depositar en ellos su confianza o separarlos de su seno; de otro modo no será factible la consolidación de sus postulados.
“…Ahora bien, las precisas y terminantes declaraciones hechas por ustedes ante la Dirección General de Educación, que figuran en el pliego anexo, definen, sin lugar a dudas, el criterio que sustentan, y si en un acto de fácil realización, ya revelan absoluto desacuerdo y neta oposición con la actitud revolucionaria del gobierno, ¿Cómo es posible creer que en su labor educativa subsecuente, sobre las tendencias del día, hayan de hacer en las nuevas generaciones la conciencia revolucionaria, siendo enemigos de la revolución? ¿Cómo es posible creer que no se tuerzan y mixtifiquen las enseñanzas socialistas que se han de impartir a niños y jóvenes?”
Los profesores aducían que no podían apoyar un plan de estudios que todavía no conocían, porque no se les había entregado. El gobierno del Territorio aceptaba que no lo habían entregado escrito, pero que los profesores lo habían conocido través de algunas pláticas. En 1934, estos profesores fueron cesados, por no apoyar lo que desconocían y, sin embargo, el gobierno se mantuvo firme en su decisión.
Fuente: A.G.N. Fondo Presidente Cárdenas. 703.2/3