Como parte de las actividades del Festival de Octubre, se presentó en el Aula Magna de la Biblioteca Pública Central Estatal, la novela Lengua Dormida de Franco Felix. Esa era una de las actividades que más esperaba del festival. He escuchado muy buenas críticas del libro y sobre todo me atraía mucho la temática del libro, ya que es una novela que nace a partir del duelo. No había podido conseguir el libro, pero ya lo tengo en mi poder y no puedo esperar para leerlo.
Pero no vengo a platicar de un libro que todavía no he leído, más bien les quiero compartir la reflexión que me detonó el hecho de asistir a la presentación de la novela. En las actividades artísticas que se realizan en Mexicali, las actividades literarias son las menos concurridas. Como si lo que se tuviera que decir del libro sólo es lo que está escrito en él, pero si nos damos la oportunidad de asistir a una presentación donde la autora o el autor estén presentes, podemos entablar un diálogo con los creadores, conocer sus procesos creativos, enterarnos de las historias detrás de los libros, sus motivaciones, referencias y curiosidades que hacen más rica, significativa y memorable una lectura.
Conocer a los autores y autoras de los libros siempre es enriquecedor, primeramente, porque nos hace ubicarlos como seres humanos, no como seres abstractos e inalcanzables. Durante la FIL UABC 2023, hubo una actividad para jóvenes donde escritores y escritoras compartieron su obra con estudiantes de bachillerato y secundaria. Los y las autoras presentaban sus libros o leían, después entablaban una conversación con la audiencia, platicando de los procesos creativos, de cómo habían empezado su carrera de escritura; contestando generosamente las preguntas del público. Recuerdo especialmente que en esa actividad estuvo la escritora Lola Ancira presentado el libro Tristes Sombras. Ella es una escritora que en su obra transita por lo oscuro, casi siempre viste de negro y tiene con un look gótico. Para los estudiantes que estuvieron en esa presentación causó un gran impacto: visual y literario. Lola leyó un fragmento de su libro, compartió sus experiencias como escritora, cómo empezó en la literatura y qué la mueve a escribir. A la hora de las preguntas y respuestas, fue muy generosa con la audiencia, los motivó no sólo a leer sino también a escribir, a dialogar con los textos, a interpelar a los autores y a las obras. Esa presentación fue un éxito, no sólo por la cantidad de gente, sino por las llamitas que avivó para que más jóvenes sigan leyendo y escribiendo.
Ahora que estuve en la presentación del libro Lengua Dormida, Franco Félix nos decía que a él le interesan mucho los libros que al terminarlos te dejan una especie de vacío que sólo se puede llenar escribiendo. Una sensación de preguntas que hay que responder, y la única forma de responderlas es escribiendo y creando. Me gustó mucho lo que dijo, porque a veces nos quedamos con ese sentimiento de algo que terminó, pero no es un final del todo, al contrario, puede ser el principio de algo más.
Y me quedé pensando que, si no hubiera estado en esa presentación, no hubiera conocido lo que le significó al autor escribir su libro, los retos personales y familiares que le generó construir la historia de su madre a partir de lo poco que sabía de ella. Eso hace para mí más rico ese libro. Yo les invito a que no sólo lean los libros y dialoguen con ellos, sino también vayan a las presentaciones de libros, que dialoguen con los autores y otros lectores en la medida de lo posible. Si bien leer es una actividad que mayormente se realiza en soledad, socializar lo que leemos y lo que nos genera el leer, nos expande el disfrute y entendimiento de una lectura.