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Bicitecleando/La sabiduría de la ciudadanía

 

Bicitecleando/La sabiduría de la ciudadanía

Por Tomás Di Bella

1

Aunque suene onomatopéyico, esa sabiduría dada de por sí, no es tal. Aunque en conjunto la población, casi siempre ajena a los tejemanejes del poder gubernamental, no es una salvación del rebaño, excepto cuando este concepto sea cuando en peligro de la especie, y ahí sí, la ciudadanía y sus comportamientos sociales, dan una solución bio-lógica. Sin embargo, encumbrar así nomás a la multitud, casi siempre atomizada y dispersa, se convierte en una herramienta propagandística del poder. Todos los candidatos dan por hecho que la ciudadanía no sabe acerca de la violencia, el desempleo, la falta de agua y aunado a todo esto, los acuerdos allá, para que el desarrollo siga. Bien. Andarán sin nuestras opiniones.

2

Un ciudadano, que se le ha dado en llamar a las barriadas en lucha, es un concepto abstracto en la mente del líder político. Este concepto choca literalmente con la realidad de los ciudadanos. De hecho, los ciudadanos son más políticos que lospolíticos, y a la hora de asistir a las urnas, el poder cree que eso es una estadística: no hay mayor pifia que seguir arriba en la silla sin caerse.

3

Las ciudadanas están en contra de todo. Ya que todo, está en contra de ellas. Su esencia, su fundamento, su organización fundamental, sus maneras de ser y no venderse. Las ciudadanas son la mercancía expuesta al mercado, y ya no se venden, básica de Marx: tu cuerpo y tu pensamiento no es mercancía.

4

Si el salario mínimo se llama así, ¿cómo se llama el salario máximo? Lo mínimo excelso tendrá que medirse de una manera regionalera, cada quien a su cada cual, o cada quien sus necesidades y cada quien, sus responsabilidades. La ciudadanía tiene un libro de mil años o más, que en la página de la dignidad dice que eso es así.

5

Un haitiano, con salario mínimo, encargado de la chicharronería, me ofrece en balanzas mexicanas, y dice que el chicharrón con grasa, es la esencia ciudadana. Mi boca no dice nada. Él es un ciudadano, y ofrece, con risa y alegría de dientes blancos, una fortuna de participación. Las doñas sopesan las papayas, y los edulcorados ancianos con pelucas azules, mufen sus pantunflas agriamente dolidos.