Por: Carlos Alberto Gutiérrez Aguilar*
El aniversario número 120 de la capital del estado –que se celebró el pasado mes marzo– representó una excelente oportunidad para realizar actividades de divulgación de la historia local, que todavía resulta tan desconocida para la ciudadanía en general. Sin embargo, el programa oficial de celebraciones del XXIV Ayuntamiento (Gobierno de Mexicali, 2023) incluyó muy pocos eventos con este propósito. En este sentido también resultaron omisos los sectores educativos estatal y federal, así como la mayoría de las instituciones relacionadas con este ámbito.
El preocupante panorama muestra una carencia o insuficiencia de acciones que permitan que los mexicalenses de todas las edades se apropien del conocimiento histórico de la localidad, con todos los beneficios que ello implica. (Lo anterior ocasiona, por ejemplo, que reescrituras sin fundamento alguno de nuestro pasado, como el presunto origen chino de Mexicali, caigan en terreno fértil).
No obstante, en la población crece paulatinamente el interés por estos temas. Lo vemos en las redes sociales: cómo son sumamente populares las publicaciones que aluden a las épocas anteriores de nuestra ciudad y del estado: a lugares, tradiciones, personajes. Se puede percibir en eventos como pláticas, presentaciones de libros, exposiciones, recorridos, con la fascinación en el rostro de los asistentes: escuchando, viendo, preguntando, compartiendo, descubriendo.
Pero el público que acude a dichos actos culturales, desafortunadamente, es reducido y en gran parte se conforma por el mismo grupo de personas, adultos en su mayoría (con excepción de los recorridos). Para los niños y los jóvenes la oferta es muy pobre. Y si, por otra parte, consideramos la experiencia poco placentera que les resultan a estos las clases de historia en la escuela, nos enfrentamos a una situación que debe ponernos en alerta.
Conocer el pasado es fundamental para todo individuo, pues le permite tener conciencia de las razones por las cuales el presente que está viviendo es de esa u otra manera: qué condiciones le dieron forma, cuál es el legado que ha recibido de sus ancestros y de las personas que lo precedieron en el tiempo. Le permite, pues, ir construyendo su identidad.
De acuerdo con el historiador Enrique Florescano (1999), “el conocimiento histórico es indispensable para preparar […] a vivir en sociedad: proporciona un conocimiento global del desarrollo de los seres humanos y del mundo que los rodea. El conocimiento histórico es, ante todo, conocimiento del ser humano viviendo en sociedad. Si las nuevas generaciones están obligadas a conocer el presente, es conveniente que lo hagan a partir del pasado que ha construido ese presente. Es necesario que cada generación sepa actuar en el presente fundada en el conocimiento que le proporciona el análisis de la experiencia pasada”.
Una puerta de entrada bastante amplia al estudio de la historia en general es el que corresponde al proceso que ha vivido a lo largo de las décadas o siglos la comunidad de la que se forma parte. Cuando la persona valora el ayer que le pertenece puede valorar mejor el pasado de su nación y del mundo (Calvas, Espinoza y Herrera, 2019).
Por ello es necesario que las diversas instituciones culturales y el sector educativo se vinculen entre sí, o refuercen los vínculos existentes, y creen programas que faciliten a profesores y estudiantes aprender respecto de la historia local y conocer los sitios más importantes de la ciudad en los que se escenificaron hechos trascendentes. No se trata de que funcionarios y servidores públicos solamente esperen a que recurra a ellos el magisterio, sino de que tomen la iniciativa, para que las comunidades educativas sepamos con cuáles recursos podemos contar.
Por otra parte, se precisa también que la historia local se incorpore a las actividades que se realizan en las aulas, ya sea como una asignatura en sí misma o como parte del contenido de otras existentes (historia universal, historia de México, geografía, formación cívica, ecología, español, artes, etcétera). Estudiar estos temas solo en tercer grado de primaria no es suficiente de ninguna manera.
El docente argentino Pedro Gregorio Enríquez (2003) expone que incluir el pasado local en los planes de estudio 1) “indudablemente contribuiría a la construcción de la identidad social y cultural”; 2) “promovería la identificación y el reconocimiento de lo propio, ubicando a los sujetos de un modo diferente frente a la información que les proporcionan los medios de comunicación masiva”, y 3) “promovería el empleo de la metodología de investigación histórica, y como consecuencia de ello, estimularía el análisis, la creatividad y la crítica como procesos de pensamiento necesarios para construir y reconstruir el conocimiento histórico”.
El tercer punto mencionado por Enríquez resulta fundamental, pues utilizar la metodología de investigación conduce a los estudiantes a llevar a cabo una labor similar a la que realizan los historiadores: indagar sobre hechos pretéritos a partir de fuentes que aporten información relevante (personas, documentos, fotografías, objetos, lugares, etcétera; Folchi, 1999). Esta actividad aleja a los alumnos de la condición pasiva en la que tradicionalmente han permanecido en sus clases de historia, limitados a recibir datos para memorizarlos.
Al llevar a cabo tal tarea investigativa, los aprendices avanzarían en el conocimiento del proceso de escritura (Pulido y García, 2010) –otra de las grandes carencias que se tienen en la actualidad–, produciendo textos de diversos tipos: personales (autobiografías, memorias), expositivos (biografías, artículos, reportajes, entrevistas, informes) y recreativos (cuentos, poemas, guiones teatrales, canciones), entre otros. De paso, desarrollarían el pensamiento crítico y mejorarían su comprensión lectora.
Una realidad es que conocer la historia local provoca en los educandos –y en las personas en general– grandes satisfacciones y los conduce a intensificar el amor a la tierra en la que nacieron. Pero también resulta trascendente para la población inmigrante, al permitirle una identificación más estrecha con la comunidad a la que se ha incorporado. Lleva, incluso, al patriotismo y es “una escuela de ciudadanía” (Calvas, Espinoza y Herrera, 2019).
Si estudiar el pasado de nuestra localidad llega a ser una práctica del día a día en los planteles, se constataría, además, que es posible que quienes asisten a las aulas se interesen por la historia y, más aún, se apasionen con ella, como lo hemos comprobado muchos profesores en diversas actividades sobre estos temas en las que el alumno se convierte en el protagonista.
Seguramente el nuevo plan de estudios que está por implementarse a nivel nacional abonará en este sentido, pues considera la comunidad como “núcleo integrador de los procesos de enseñanza y aprendizaje” (SEP, 2022). Sin embargo, para ello será necesario que se forme a los profesores en el conocimiento de la historia local y su enseñanza; de otro modo, se correrá el riesgo de que continúen las metodologías tradicionales que concluyen en la memorización.
Hay mucho por delante. Nuestra ciudad sigue creciendo. Las necesidades de aprendizaje de los niños y los jóvenes se vuelven cada vez más complejas. Para atenderlas, se requiere un esfuerzo compartido. Las escuelas no deben quedarse solas. El docente no debe actuar aislado. Las nuevas generaciones están esperando y nos lo demandan.
Referencias:
Calvas, M., Espinoza, E., y Herrera, L. (2019). “Fundamentos del estudio de la historia local en las ciencias sociales y su importancia para la educación ciudadana”. https://conrado.ucf.edu.cu/index.php/conrado/article/view/1124/1133
Enríquez, P. (2003). “La historia local: Una estrategia de investigación y de enseñanza”. https://ruidera.uclm.es/xmlui/bitstream/handle/10578/7894/La_historia_local.pdf
Florescano, E. (1999). “Para qué enseñar la historia”. Nexos, mayo 1. https://www.nexos.com.mx/?p=9250
Folchi, M. (1999). “La incorporación de la historia local a la enseñanza formal de la historia: desafíos y oportunidades”. Enfoques Educacionales, vol. 2, núm. 2, 1999-2000. https://enfoqueseducacionales.uchile.cl/index.php/REE/article/view/47043/49043
Gobierno de Mexicali (2023). “Agenda de actividades. 120 aniversario de Mexicali”. https://www.facebook.com/photo.php?fbid=181087551347392&set=pb.100083384436790.-2207520000
Pulido, J. y García, M. (2010). “Promoción de la identidad desde la historia local, a través de propuestas de escritura en la escuela”. Anuario GRHIAL, enero-diciembre, núm. 4. http://www.saber.ula.ve/bitstream/handle/123456789/35793/articulo7.pdf
SEP (2022). Plan de estudio para la educación preescolar, primaria y secundaria 2022. https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/792397/plan_de_estudio_para_la_educacion_preescolar_primaria_secundaria_2022.pdf
gutierrezaguilar.ca@gmail.com
(*) El autor es profesor especializado en Literatura y Lingüística por la UABC y divulgador de la historia local.