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Aquel 27 de enero y el asalto a las tierras!!

 

Aquel 27 de enero y el asalto a las tierras!!

Por Yolanda Sánchez Ogás/Infosavia

En 1926 había llegado a Mexicali un grupo de campesinos michoacanos; eran Hipólito Rentería Rangel y sus primos Leonardo, Jeremías, Jesús, José y Sacramento Guillén Rentería; Antonio y Emigdio Mora. Ellos habían salido de Puruándiro Michoacán por problemas agrarios. Don Emigdio Mora, campesino del ejido Michoacán de Ocampo recordaba: 

“Ese hombre, Hipólito, ya traía la idea de la tierra desde allá, en la hacienda Del Pilar en Puruándiro había empezado a formar un grupo agrario y por eso fue perseguido por los hacendados. Salimos huyendo del rancho, nos fuimos veredeando porque si nos íbamos por el camino nos cogía La Acordada; así llegamos a Pénjamo y allí tomamos un tren para Ciudad Juárez, luego nos pasamos a Estados Unidos y de ahí llegamos hasta California y así fue como conocimos Mexicali. Aunque seguíamos trabajando en California, la idea de Hipólito era juntar dinero para regresar al rancho y comprar un pedazo de tierra. El siempre andaba con eso y cuando supimos que el presidente Cárdenas andaba repartiendo las haciendas, pues más se interesó Rentería en regresar a Puruándiro”(Testimonio personal, 1987)

En 1936, cuando el gobierno de Cárdenas obligó a la Colorado a vender 5,000 hectáreas de sus tierras en un año, Rentería y sus parientes compraron unos terrenos enmontados de la colonia Pacífico. Entre el trabajo de desmonte y siembra, se fue formando un grupo que buscaba resolver el problema de la tenencia de la tierra. 

Primero se unieron a un sindicato campesino de la ciudad, pero cuando comprobaron que a sus miembros sólo les interesaba obtener mejor salario y poco caso hacían del problema de la tierra, los michoacanos se separaron. Formaron la comunidad agraria Melchor Ocampo, cuyo presidente fue Leonardo Guillén. Otros grupos también formaron comités agrarios; Álamo Mocho, Lázaro Cárdenas, Guadalupe Victoria y Miguel Hidalgo. Todos formaron la Federación de Comunidades Agrarias de Baja California, eligieron presidente a Hipólito Rentería y tesorero a Filiberto Crespo.

Las reuniones se realizaban en la escuela de la colonia Pacífico, a la que nombraron “Emiliano Zapata” como símbolo de su lucha por la tierra. El 25 de enero de 1937, reunidos los campesinos que formaban la Federación, decidieron que el 27 de enero cada grupo tomaría las tierras de los ranchos donde trabajaba. Filiberto Crespo, radicado en Sinaloa y que vino a los festejos del 50 aniversario del movimiento agrario, recuerda:

“Como yo era el tesorero, a mí me tocó ir a Mexicali a comprar la tela para hacer las banderas, era un rollo de tela roja y a cada grupo se le dio un pedazo para que hicieran su bandera de la comunidad y banderines para señalar los terrenos que iban a tomar(Testimonio personal del señor Filiberto Crespo. 1987)

El 27 de enero de 1937, los miembros de cada comunidad salieron a tomar las tierras de los ranchos donde trabajaban; colocaron las banderas rojas y desde ese momento las consideraron de su propiedad. Los relatos de los agraristas participantes nos llevan a aquel momento decisivo para el desarrollo del Valle de Mexicali. Don Pedro PérezHernández, agrarista que vivió en el ejido Michoacán de Ocampo recordaba los hechos:

“Salimos del Pacífico muy temprano, íbamos en unas carretas y llegamos a los ranchos dos, tres y quince de la Chinesca. Ay don Leonardo Guillén nos ordenó que pusiéramos unas banderitas rojas alrededor. Después pusimos el campamento, esto era hacer hoyos en la tierra para no tener tanto frío, porque éramos todos tan pobres que pues cuales cobijas; apenas si teníamos unas chamarritas todas raídas. También hacíamos lumbraditas para el café, calentábamos frijolitos y hasta tortillas hicimos…”

Pero como los agraristas esperaban, luego vino la represión; la Colorado envió soldados a los campos donde estaban los campesinos. Detenían a quienes encontraban en los campamentos y los llevaban presos a los sótanos de palacio y a la cárcel. Los dirigentes de la Federación de Comunidades Agrarias, Hipólito Rentería y Filiberto Crespo tuvieron que ocultarse, pues los soldados los buscaron para detenerlos. Enviaron un telegrama al presidente Lázaro Cárdenas, informando sobre los hechos del Valle de Mexicali.

El 27 de enero por la noche llegaron los soldados al campamento de la comunidad agraria Michoacán de Ocampo. Don Pedro Pérez Hernández, recordaba:

“Esa noche estábamos ahí en el campamento, esperando que llegaran los esbirros de la Colorado, como les llamaba Hipólito y muy noche, de pronto vimos unas luces a lo lejos y pensamos -¡ahí vienen! y sí, luego llegaron. Estaba muy oscuro y nomás oímos como nos rodearon y tronaban sus mausers. El coronel Orozco se acercó y nos dijo que no teníamos derecho a estar ahí porque esas tierras eran de extranjeros. Entonces un viejito se acercó y le dijo -Me perdona mi coronel, pero voy a decir unas palabras: ¡Me admira y me entristece que siendo usted un guardián de la patria diga que estas tierras son extranjeras! ¡Estas tierras son mexicanas y vamos a tomarlas dentro de la ley!

Entonces el coronel nos dijo que, aunque fuera nos moviéramos al camino, porque eran las únicas tierras nacionales. Nosotros cambiamos el campamento como a 200 metros, a la orilla del camino”.

Dos días después regresaron los soldados con órdenes de detener a Hipólito Rentería, pero como no o encontraron, quisieron llevarse al dirigente de la comunidad, el señor Leonardo Guillén, pero los campesinos unidos dijeron que, si se llevaban a uno, se los llevaran a todos.  

El capitán que comandaba a los soldados ordenó a los campesinos que se subieran a los camiones para llevarlos a presos a palacio, pero antes, el capitán ordenó que quitaran la bandera agraria de la comunidad y la bandera nacional que estaban atadas en lo alto de un árbol.  Entonces un viejito que se llamaba Félix y que las estaba cuidando le dijo: 

Mi Capitán, esas banderas yo la estoy cuidando y no las voy a quitar, si quiere quítelas usted, pero antes me mata que quitarlas- Entonces el Capitán dijo: -bueno…déjenlas ahí.

Y se quedó el viejito cuidando las banderas mientras todos nos íbamos en los troques. Cuando llegamos a palacio nos bajaron a los sótanos. Allí había ya hombres de otras comunidades, pero nadie estaba triste, cantábamos corridos de la revolución; de Zapata, de Villa, el corrido agrarista. Por fin, como a las ocho de la noche llegó un telegrama del presidente Cárdenas ordenándole al gobernador Navarro Cortina que nos dejara libres, luego nos echaron fuera y como pudimos nos regresamos a las tierras que habíamos marcado”.

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