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Consejerías. Aforismos de conserjes

 

Foto: Isaac Taylor, Pexels.

Por Antonio Valenzuela*

  • La literatura me hace feliz, el trabajo me aburre; por eso cuando barro, leo, y cuando leo, barro.
  • El trabajo de los conserjes no es limpiar, sino pensar qué van a limpiar.
  • Los conserjes mientras barren y trapean también piensan, como cuando tienen que trabajar.
  • El conserje limpia las oficinas porque los académicos las ensucian.
  • ¿Quién decide si una oficina está sucia? ¿Un académico o un conserje?
  • Los conserjes a veces se cansan de limpiar, pero los académicos, no se cansan de ensuciar.
  • Un conserje sueña y no cuesta nada, pero un académico, cuesta un chingo, y ni sueña.
  • El salario entre un conserje y un académico no importa, sólo la diferencia.
  • Un conserje leyendo puede ser un gran poeta, y un académico, no.
  • Un día escuché a unos académicos conversar en el pasillo donde trapeaba, y uno le preguntó al otro: “¿Qué hace, doctor?”. “Nada, aquí nomás viendo trabajar…”.
  • Las tesis de doctorado son un programa de reciclaje académico.
  • Cuando un conserje se ausenta todo mundo se da cuenta, cuando un académico lo hace, ni el conserje lo toma en cuenta.
  • La escoba no sólo es una herramienta, también es un instrumento musical.
  • Ninguna escoba es derecha, todas pandas pa´un lado y torcidas pal´otro, y no estoy hablando del sindicato.
  • El día que los conserjes decidamos nombrar viceconserjes, ese día la limpieza va a ser peor.
  • Los conserjes no tenemos cuerpos de conserjería consolidados, somos independientes.
  • A veces barro de arriba, hacia abajo, de abajo, hacia arriba, pa’ tras, o, pa’ delante, mientras los académicos caminan de la misma manera.   
  • Los académicos creen que barrer es fácil; lo que no saben es lo complicado de tener prudencia.
  • Llevo varios años sufriendo con mi escoba, y he aprendido de ello; por eso no sufro tanto.
  • Algunos académicos suelen vernos como esclavos; no saben que ellos también lo son, sólo con diferente apariencia.
  • Cierto día robé la escoba, el trapeador y el jabón. Me los llevé a la casa. Al otro día los regresé: no quiero ser conserje en mi casa.
  • Trapear los pasillos es como bailar con mi mujer, y danzamos, juntos, el baile de la dignidad.
  • Yo sé barrer y trapear y también escribir y es una lástima que algunos académicos no sólo no sepan escribir, sino que tampoco saben barrer y trapear.

*Antonio Valenzuela nació en Mexicali, en el barrio de la Jabonera. Es conserje en la UABC desde hace 29 años. Escribe en su tiempo libre, tiene tres libros, Aforismos de conserjesLa Jabonera: crónicas obreras (Premio Peritus Narrativa Histórica, 2016) y Los cucapá son más grandes que el mar.