Por Yolanda Sánchez Ogás/Infosavia
Al iniciar la década de 1770, del puerto de San Blas en Nayarit, salían la mayoría de los barcos que proveían a las misiones de la península de Baja California. El viaje de San Blas a La Paz se tardaba de dos a tres semanas. Al iniciarse la colonización en Alta California en 1769 con la fundación de la misión de San Diego existía el proyecto de expansión de las misiones hacia el norte. Al iniciar la década de 1770 había ya cuatro misiones en California.
La expansión llegaba hasta Monterrey, pero solventar las necesidades de las misiones resultaba muy difícil por la distancia de San Blas a Monterrey, que era de 1500 millas y 2000 millas desde México a Monterrey. Sin una ruta directa por tierra, que comunicara México con Monterrey en California, la colonización resultaba muy difícil, considerando, además, que San Blas estaba a 500 millas de la ciudad de México. Hacer ese recorrido se tomaba entre cuatro y seis meses.
Al iniciar la década de 1770, el gobierno virreinal sabía que, para colonizar la Alta California, se requería una conexión por tierra. Las más de 2000 millas de distancia, que incluían 500 millas de territorios inexplorados entre Sonora y la costa de California, área que incluía desiertos, el Río Colorado y varias tribus hostiles, hacía extremadamente difícil la colonización.
El capitán Juan Bautista Anza Bezerra, en 1760 a la edad de 34 años, fue nombrado comandante de Tubac, atendiendo la defensa de la Pimería Alta, de los ataques de apaches, pimas, seris, comanches y otros grupos indígenas rebeldes. En 1774 se ofreció a buscar la ruta entre Sonora y California. Su objetivo era llevar colonos, pertrechos y abastecimiento de una forma continua a la Alta California para atender las necesidades de las cinco misiones que ya funcionaban
Anza propuso al Virrey Antonio María de Bucareli, realizar una expedición que abriera una ruta terrestre entre Sonora y California. La expedición salió de Tubac, el 8 de enero de 1774. La dirigía Anza, le acompañaban los frailes Juan Díaz y Hermenegildo Garcés, y 20 soldados e indígenas intérpretes. Llegaron a las inmediaciones de Yuma casi un mes después, el 9 de febrero.
Sebastián Tarabal, un indígena cochimí que había huido de la misión de San Gabriel llegó a Sonora, y fue el guía de la expedición. El nueve de febrero llegaron a Yuma, cruzaron el Río Colorado, pero las extensas dunas y falta de agua y nula vegetación para alimentar al ganado, impidieron el paso por el norte. Se dirigieron al sur, cruzando el actual valle de Mexicali. Acamparon en varias zonas del delta del Colorado, donde había pozos que los proveían de agua.
En su primer intento, llegaron al cerro del Centinela, que no pudieron cruzar. Le llamaron “El Cerro del Imposible. Tarabal indicó que avanzaran hacia el noroeste y cruzaron el desierto. Caminaron hacia el noroeste y encontraron un paso, al que llamaron Santa Rosa de las Lajas (Ocotillo) y de ahí la expedición siguió hacia el norte. Tres meses después, el 22 de marzo de 1774, llegaron a la misión de San Gabriel. Tras un breve descanso, regresaron a Tubac. Su viaje al norte duró 74 días y sólo 23 días el de regreso.
Anza realizó una segunda expedición, para trasladar gente, colonizar y fundar el puerto de San Francisco. El 29 de septiembre de 1775, Anza salió de San Miguel de Horcasitas, acompañado por el padre franciscano Pedro Font, designado Geógrafo, encargado de recabar información sobre los grupos indígenas, datos geográficos de sierras, desiertos y plantas.
El 23 de octubre de 1775 salieron de Tubac con 240 personas, la mayoría de Sinaloa y Sonora. El grupo lo integraban frailes, soldados y colonos con sus familias. Llevaban 695 caballos y mulas, 385 vacas y toros, más de mil bestias, que fueron el origen de la riqueza ganadera del norte de California.
El martes 28 de noviembre de 1775, cruzaron en la confluencia de los ríos Gila y Colorado, continuaron por territorio ahora de México, luego cruzaron por el actual Valle Imperial. Anza siguió al norte y llegó a San Francisco, con el objetivo de fundar un puerto, pero recibió órdenes de regresar y no le correspondió fundar la población de San Francisco.
Es importante reconocer este descubrimiento de la ruta para unir Sonora con California. Después de ocho meses y tres días, Juan Bautista Anza y el padre Pedro Font, regresaron a Tubac. El regreso fue más rápido porque cruzaron por el actual Valle Imperial.
Este acontecimiento está simbolizado en toda la ruta, con placas que reconocen el esfuerzo de quienes, aun a costa de su vida, en pleno invierno, emprendieron un viaje a lo desconocido. Cruzaron montañas y desiertos, arrostrando grandes peligros y carencias, en su intento de unir las tierras novohispanas. La expedición de Juan Bautista Anza, es un parteaguas en la historia del poblamiento y desarrollo de California.
Este hecho histórico, culminó con el descubrimiento de la ruta del este al oeste de lo que ahora es Estados Unidos y la fundación de San Francisco. Juan Bautista Anza y los frailes Francisco Garcés y Juan Díaz, escribieron detallados diarios de la primera expedición. El mismo Juan Bautista Anza Bezerra y el padre escribieron interesantes diarios sobre estos viajes.
Durante varios años, sus principales personajes, fueron representados en un evento que se realizaba en ambas ciudades fronterizas; Caléxico y Mexicali, en la segunda mitad del siglo XX. La “cabalgata del desierto”, era un desfile en el que participaban alumnos de escuelas de las dos poblaciones. Se presentaban algunas escenificaciones de los principales personajes como Juan Bautista y el padre Font, y se recorrían las calles de las dos ciudades.
Este año se cumplen 250 años de esta hazaña iniciada en 1774 por el capitán Juan Bautista Anza, Hermenegildo Garcés, Juan Díaz y el guía nativo Sebastián Tarabal y que culminó con la fundación del puerto de san Francisco.