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Por Ahora/El fin del tornado

 

Por Ahora/El fin del tornado

Por Gabriela Morgado/Infosavia

Afortunadamente no todo está perdido, dijo alguien antes de marchar hacia la guerra.

El fin de un año nos pone a todos nostálgicos y listos para hacer balance de nuestras vidas y de la vida de los demás, especialmente si esos otros son políticos que manejan el rumbo del país en el que vivimos.

La administración de López Obrador se caracterizará por su alta popularidad, por las constantes descalificaciones hacia quienes no piensan ni actúan como él y por entregar la administración de las empresas públicas al ejército. Seguro que hay cosas positivas, como el reparto de más recursos a quienes menos tienen y el deseo de darle a los mexicanos una salud pública como Dinamarca.

A cada uno de nosotros nos toca hacer el balance y lo haremos desde el lugar que nos tocó en la feria: algunos habrán mejorado su condición económica y/o social, otros tantos tal vez no avanzaron ni un ápice y deseo que muy pocos hayan sufrido un retroceso.

¿Culparemos a este gobierno?, ¿aceptaremos la responsabilidad que nos corresponde?, ¿descargaremos nuestra ira con los corruptos empresarios?, ¿votaremos por Sheinbaum?, ¿votaremos por Xóchitl?

El destino del país es como el destino de nuestra salud: sabemos que las cosas no andan bien, se nos indica que tomemos medidas al respecto, y sin embargo seguimos haciendo lo que no debemos y luego nos quejamos de que se nos subió el azúcar, que aumentamos de peso, que traemos la presión alta, y culpamos a los que fabrican los refrescos, los panes y las papas fritas.

El sumamente difícil asumir que las cosas ya no son como antes, nos genera una gran nostalgia y una especie de frustración darnos cuenta de que decisiones pasadas afectan hoy el curso de nuestras vidas. Eso nos pasa con la propia salud, eso nos pasa con el curso que pueda llevar nuestro país: ¿quién en su sano juicio quiere aceptar responsabilidad alguna?, ¿quién en su sano juicio quiere dejar de comer o hacer lo que le genera placer?, ¿quién en su sano juicio quiere dejar de recibir dinero del gobierno por el solo hecho de tener 65 años, lo necesite o no?

Eso que parece gratis nunca lo es, pero no encanta pensar que alguien más paga nuestras juergas. Nos encanta pensar que el mundo seguirá en pie, sin importar que desperdiciemos agua, tiremos basura en la calle, consumamos agua en botellas de plástico, quememos fogatas en navidad, tronemos cohetes, manejos alcoholizados, no llevemos a afinar el auto y la lista puede continuar casi hasta el infinito.

Así que hagamos del fin de este sexenio, no solo una reflexión política o de vida personal, hagamos una reflexión social, recordemos que no vivimos solos y que lo que hacemos, eso que parece que solo es de nuestra incumbencia afecta a veces más a otros, ya que cada uno de nosotros actuamos con tanta ligereza que esa brisa se torna vendaval y ese vendaval un tornado que nos arrasa por igual.