Por Malibé Rosas
Hace poco falleció un amigo de la familia, el amigo Magenta.
Cuando me enteré de su deceso el primer recuerdo que me vino a la mente fue un regalo que me hizo en un cumpleaños en mis últimos años de universidad. No era cualquier cosa, ese regalo fue un libro, el primer libro que me regalaron en mi vida adulta.
Era un libro de arte: 1000 obras maestras de la pintura europea, un obsequio valiosísimo para una estudiante que empezaba a interesarse por la historia del arte. El libro era de formato pequeño, pero hermosamente impreso a todo color. El día que me lo dio, llegó a casa, sin mucho aspaviento sacó de su chamarra el libro sin envolver, me lo dio en la mano y me deseó feliz cumpleaños.
De niña, mamá y algunas de sus amigas solían regalarme libros en ocasiones especiales, mayormente libros de cuentos. Entrada en la adolescencia, los libros dejaron de ser los “objetos especiales propios de un regalo”, es decir, yo los compraba con mis ahorros o en caso de ir a una librería, mis papás me decían que eligiera un libro.
Aunque yo empecé a elegir mis libros y lecturas, éstos dejaron de tener el estatus de objeto meritorio para una ocasión especial.
Y fue hasta que nuestro amigo Magenta me regaló el libro de pintura europea, después de haberle platicado que me estaba descubriendo el mundo del arte visual. Pasó mucho tiempo para que me volvieran a regalar libros en mi cumpleaños o en navidad.
Creo que a veces es complicado regalar un libro, porque para elegir un libro que le guste a la persona, tenemos que escucharle, poner atención en sus intereses, amalgamar eso con lo que queremos compartirle y eso no es fácil, requiere tiempo y atención.
Afortunadamente en los últimos años me han regalado muchos más libros como objetos especiales, la mayoría de ellos me han gustado, pero sobretodo he sabido apreciar lo que conlleva elegir un libro para regalar.
No siempre podemos encontrar el libro ideal o que nos asegure que a la persona le va a gustar, pero no me queda duda que regalar libros es un gran acto de escucha y amor.
Ahora que mi cumpleaños se acerca y las fiestas navideñas también, un libro puede ser un regalo muy especial, sea de nuevo o de segunda mano.
Un libro pensado en la persona que lo recibirá, requiere y es un hermoso actor de cariño.
Gracias siempre al amigo Magenta por haberme escuchado y por ese libro que atesoro en mi librero.