Por Profra. Yolanda Sánchez Ogás*
Foto tomada de Mexicali Forever
Desde 1903 existían varios giros comerciales en Mexicali, la mayoría dedicados a la venta de tabaco, licores, billares y fondas. Los propietarios eran principalmente extranjeros, según una relación de los impuestos que pagaban al subcolector municipal Herman Hollman, quien periódicamente llegaba a cobrar, desde la cabecera del distrito norte; Ensenada.
Entre los primeros comerciantes mexicanos, estuvieron la sinaloense Jesús Arias, conocida como La Señorona, quien, en 1902, ya tenía una fonda. Expectación Carrillo estableció la sodería Carrillo. Los comerciantes extranjeros fueron el francés René Grivel, quien construyó el hotel Internacional, como aparece en el censo de 1904. El español Benigno Barreiro, llegó a Mexicali en 1908, un año después adquirió propiedades e instaló una tienda de abarrotes. El francés Juan F. Jaussaud, estuvo dedicado a la venta de licores y tabaco.
En Estados Unidos desde finales del siglo XIX iniciaron algunas restricciones sobre bebidas y centros de diversión como casinos. Al crearse la ciudad de Caléxico, dependía del condado de San Diego, y desde entonces, surgieron grupos de mujeres y hombres dispuestos a luchar por la prohibición de bebidas alcohólicas. En 1908, al declararse a Cáléxico como ciudad de sexta categoría, con sus propias autoridades, la primera ordenanza que emitieron fue para prohibir las bebidas alcohólicas.
Esta prohibición generó que algunos empresarios estadunidenses establecieran negocios de placer en Mexicali. Sobre las calles del Ferrocarril y Porfirio Díaz, ante las cada vez más estrictas restricciones a los habitantes del Valle Imperial, surgieron centros de diversión en Mexicali, la mayoría de propietarios y usuarios estadunidenses.
Foto: Tomada de Mexicali Forever
Algunos de los empresarios mexicalenses que también aprovecharon la prohibición en Estados Unidos fueron Juan F. Jussaud, cantina Sonora, A. J. Flores cantina Siglo XX y cantina Gambrinus, Benigno Barreiro; cantina Monte Carlo, E. H. Jordan cantina Swiss Italian. La primera industria instalada en Mexicali en 1912, fue una sodería, propiedad del mexicano José Valverde.
Según las listas de impuestos cobrados por el subcolector Marcos Hollman, en 1910, las casas de asignación eran propiedad de las ciudadanas estadunidenses, Clara Wallace, Helen Tobín y Gladys Hall. Ellas regenteaban esos negocios y pagaban $60.00 mensuales de impuestos. Además, por cada mujer blanca que ejercía la prostitución se pagaba al ayuntamiento de Ensenada $35.00 de impuestos y por las mujeres de color, pagaban $20.00. En general, esa actividad la ejercían mujeres extranjeras. En 1912 había registradas 31 mujeres dedicadas a esa actividad, de las cuales sólo dos eran de apellido latino, el resto eran extranjeras como consta en esos registros.
Las primeras casas de juego que se registraron en 1910 pertenecían a los estadunidenses Marcos Hollman y Jeem Brock. Los juegos que se practicaban en esas casas eran el tute, brisca, conquián, ecarté, póker, tresillo, panguingui, ajedrez, paco y dominó.
Al iniciar la segunda década del siglo XX, entran en escena los comerciantes chinos, no antes. Las primeras noticias de chinos en la ciudad de Mexicali aparecen en el periódico Imperial Valley Press del 17 de septiembre de 1910. Menciona que tres chinos fueron detenidos cuando intentaban cruzar ilegalmente la frontera. En Ciudad Juárez era común que en contubernio con trabajadores aduanales se disfrazaran de mexicanos y pasaran a Estados Unidos. Quisieron hacer lo mismo en Mexicali y fueron detenidos y encarcelados en El Centro, California.
En la relación de pago de impuestos de 1912, ya aparecen los primeros siete comerciantes de origen chino. El señor Chim Sin, era propietario de negocios de venta de licores, tabaco y poseía ganado. Quong Wings vendía licores y tabaco, Quong Nam poseía una fonda, Lem Toi y Luis Wong vendían ganado, Quong Yick era criador de cerdos y Chale Wong poseía una fonda.
El 10 de junio de 1915, el gobernador Esteban Cantú otorgó el primer permiso para salones de recreo a los chinos Wing Lee y Tay Chan, para uso exclusivo de personas de esa nacionalidad. También se autorizó la introducción, comercialización y uso del opio. Al siguiente año se suspendieron ambos permisos, que poco después se reanudaron.
El más grande centro de diversión estuvo sobre las calles Porfirio Díaz (Madero) y Teniente Guerrero (Reforma). Era la casa de juego El Tecolote, propiedad de Withington y Compañía. Estaba conformado por un salón de juegos y cantina, un patio interior con salón para cantina y restaurante, 104 cuartos, salón para cantina y juegos para gente de color. Había un salón restaurante y peluquería con frente a la calle Teniente Guerrero.
El Tecolote tenía un teatro donde se presentaban películas del cine mudo. También en el año de 1916 se abrió el Teatro México, por avenida Porfirio Díaz. En competencia, ambos cines presentaban hasta seis películas diarias. También en esa avenida se encontraba el hotel Emporio, que perteneció a Celso Vega, en terreno de Juan F. Jussaud funcionaba la imprenta “Vanguardia”. De la avenida Madero, algunos comerciantes mexicanos se extendieron hacia la avenida Reforma.
El desarrollo comercial de la chinesca, en el centro de lo que entonces los mexicalenses llamaban “el pueblo” o primera sección de la ciudad, inició en 1918. El establecimiento de negocios y otros aspectos de la participación china en Mexicali se debió inicialmente a una organización con filiales en San Francisco y Cananea, la Wong Kong Ja Tong, interesada en invertir en Mexicali.
En 1918, llegó de San Francisco, California el empresario chino Wong Siw Nam y por el auge agrícola del valle, consideró que la ciudad también tenía grandes posibilidades de desarrollo. Por diferentes medios, los chinos ocuparon parte de una manzana del centro histórico, donde compraron, rentaron o se posesionaron de terrenos y empezaron a construir y abrir diversos negocios, en esa manzana entre avenidas Reforma y Juárez, y entre calles Azueta y Altamirano que fue llamada la chinesca.
*Es profesora normalista e investigadora de la historia bajacaliforniana. Autora del varios libros de texto: historia regional (1988), Bajo el sol de Mexicali, El movimiento agrario del valle de Mexicali (1987), De tierras muy lejanas (1988, en coatoría con Gabriel Trujillo Muñoz). Designada cronista de Valle de Mexicali y entre sus últimos libros esta “Historia de los chinos en el Valle y ciudad de Mexicali”