*Por Roberto Valero/Infosavia
¿Qué depara la economía al estado en lo que resta del 2023 y de cara a las elecciones del 2024?Ciertamente, los más recientes pronósticos no han sido los mejores, de hecho, lejos de ver situaciones positivas, los indicadores son cada vez peores, especialmente si comparamos a Baja California con las impresionantes economías del bajío (Querétaro, Guanajuato y Jalisco), así como Nuevo León y Coahuila.
Entre los torpes manejos de los operadores económicos estatales, –hablamos desde Kiko Vega hasta Marina del Pilar Ávila Olmeda–, y los eventos globales que se han presentado en los años recientes, el panorama se ha vuelto en algunos casos incierto y en otros totalmente predecible.
La pandemia del Covid-19, la guerra en Ucrania, el disparo de la inflación, las crisis de los precios de la energía y materias primas, sequías e inundaciones, quiebras bancarias, monumentales olas migratorias, el tipo de cambio peso/dólar y tasa de interés de bancos centrales en niveles históricos dejando atrás su política de tasas cercanas a cero, han golpeado desde diferentes ángulos a la economía estatal pero especialmente a los hogares, que para salir del empobrecimiento han tenido que sumar al trabajo a más miembros de la familia para enfrentar los gastos.
Esos fenómenos se pueden englobar como “cisnes negros”, un término propuesto por NassimTaleb en El Cisne Negro: El Impacto de lo Altamente Improbable (2007).
La teoría del cisne negro se refiere a acontecimientos inesperados de gran magnitud y a su rol dominante en la historia, que generan colectivamente un impacto mucho más importante que sucesos regulares. Por definición, no son fáciles de predecir, y en el caso de la pandemia y la guerra en Ucrania, trajeron consecuencias muy negativas para la economía global.
En el caso contrario, también puede plantearse que algunos de los acontecimientos de los últimos años en el Estado están asociados al concepto de “rinoceronte gris”. La estadounidense Michelle Wucker introdujo el término rinoceronte gris en la reunión anual del Foro Económico Mundial en 2013.
A diferencia de los cisnes negros, el rinoceronte gris incluye amenazas altamente probables que surgen lentamente, tienen gran impacto, y que son ignoradas o minimizan hasta que es demasiado tarde.
Claros ejemplos de rinoceronte gris hoy son la pérdida de crecimiento y competitividad del Estado que se comenzó a tejer desde el año 2000; la afectación en los niveles salariales que se gestó desde el año 2009 y se acentuó en el 2018; la crisis en los suministros de agua y energía eléctrica, anunciadas desde hace más de 20 años cuando se comparó su crecimiento con el aumento de la población y, los riesgos medioambientales, tecnológicos y sanitarios.
Por otra parte, aunque normalmente la aparición de un cisne negro normalmente modifica la operación de los gobiernos y trata de adaptarse a los nuevos paradigmas surgidos en búsqueda de su supervivencia, en el caso de Baja California, los gobiernos lejos de trabajar en ello, simplemente siguieron adelante sin aprender del cisne negro.
En aras de proteger intereses propios de los políticos y de empresarios comprometidos con el sistema, el resultado es que Baja California mantiene una fuerte tendencia a la baja en su crecimiento y desarrollo por lo cual se están pagando costos muy altos y como muestra está la incidencia delictiva.
Aún hay tiempo para rescatar al Estado, pero requerimos de que lleguen al gobierno políticos más comprometidos con el bienestar de Baja California y menos con sus bolsillos. Igual los empresarios y también, es tiempo que la sociedad abandone su indiferencia y comience a ajustar cuentas a quienes tienen como misión administrar los recursos públicos. Servir, no servirse.
* Presidente del Centro de Estudios Económicos de Baja California